En los últimos meses, diferentes sectores han experimentado un despegue en el mundo online, como ha ocurrido con la educación. Durante los momentos más álgidos de la pandemia y la desescalada, una de las vías que los servicios sanitarios han encontrado para agilizar las consultas, tanto de Covid-19 como de otras patologías, ha sido la telemedicina.
Si bien hace unos años realizar una consulta médica a través de la pantalla de un dispositivo o vía telefónica no resultaba tan habitual, hoy, numerosos profesionales médicos públicos y privados realizan su trabajo de manera telemática día a día. En este sentido, la telemedicina, a todas luces, ha llegado para quedarse más allá de los efectos de la actual pandemia.
La ayuda de las nuevas tecnologías
Sin duda, una de las claves para que distintas aseguradoras privadas médicas y los servicios sanitarios públicos hayan desarrollado el uso de la telemedicina ha sido la amplia implantación de las tecnologías necesarias para ello entre la población.
La democratización de los dispositivos electrónicos (smartphones, tablets, ordenadores) entre la población no sólo joven, sino también de mediana y avanzada edad, es una realidad que se ha hecho más patente durante este año 2020, cuando estar conectados a distancia era tan necesario.
A esto se une un avance cada vez más rápido en las mejoras cualitativas de estos dispositivos, con cámaras de mayor resolución que permiten a los profesionales médicos simular una consulta presencial para un primer examen visual.
Las ventajas frente a la consulta presencial
Si pensamos en las ventajas que supone no desplazarse hasta la consulta médica, en seguida nos vendrán a la cabeza las personas mayores, para las que, en ocasiones, supone una tarea titánica.
Pero los beneficios no terminan ahí. En un contexto de despoblación de las zonas rurales, en el que los servicios médicos 24 horas / 7 días a la semana comienzan a circunscribirse a las grandes y medianas urbes, la telemedicina se alza como un poderoso aliado, siempre que la conexión móvil lo permita.
Todo ello, más allá de la comentada liberación de los servicios presenciales y el tiempo y recursos que suponen, posibilitando priorizar esa atención tradicional en aquellos casos en los que realmente resulte necesaria.
Las limitaciones que aún ofrece
Así, a pesar del avance de las nuevas tecnologías que hemos mencionado anteriormente, determinadas pruebas médicas rutinarias que requieren de contacto físico continúan siendo una limitación a la telemedicina.
La toma del pulso o la revisión de determinadas zonas del cuerpo son tareas rutinarias para los profesionales médicos que aún no tienen una alternativa telemática adecuadamente desarrollada.
Y si bien podemos hablar de una mayor presencia de dispositivos electrónicos en todas las franjas de edad y niveles adquisitivos, aún existen miles de personas en España que no pueden acceder a ellos, ya sea por poder adquisitivo o por problemas de conexión estable. Esto genera aún hoy día una importante brecha social y geográfica, como han demostrado las clases online en todos los niveles educativos durante estos meses.
La telemedicina, un importante complemento
Profesionales médicos y pacientes coinciden, por tanto, en que, a día de hoy, la telemedicina ha probado no poder sustituir a la atención médica presencial, pero sí ser un poderoso complemento que agilice las consultas rutinarias y ofrezca así un mejor servicio a la ciudadanía.
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