null El médico rural, un profesional indispensable

Desde finales del pasado año, el Ministerio de Sanidad ha apuntado su preocupación por la cobertura de plazas de médicos de familia que se quedan sin cubrir en las áreas rurales. En España actualmente se llegan a cubrir los algo más de 8.000 pueblos de menos de 15.000 habitantes (7% de la población nacional) con un dispositivo de 22.000 facultativos (Fuente OMC).

Las rutinas, retos, y las perspectivas de desarrollo profesional del médico rural son completamente distintos a las de sus compañeros asignados en núcleos urbanos más poblados. Estas diferencias se agudizan con el paso del tiempo, la brecha es cada vez más pronunciada, y sorprendentemente, forja profesionales únicos e indispensables. En ellos la calidad y la cercanía de la vieja profesión médica se manifiesta con vigor. Profesionales de los que, por muchos motivos, no podemos prescindir.

El gran problema de la medicina rural está en atraer y retener a los facultativos. El objetivo de las autoridades está en volver a poner en valor está especialidad comenzando en su origen: las facultades de medicina. En estos centros se ha de trabajar en tres líneas: la primera tiene por objetivo concienciar a los propios docentes; en segundo lugar, aumentar la visibilidad de la rama; y, por último, poner en valor las ventajas competitivas del facultativo rural.

La ventaja competitiva de la medicina rural

Para un médico residente, la rotación en una consulta rural tiene enormes beneficios a los que no podrá acceder si no tiene ese contacto en algún momento de su formación sanitaria.

Y es que la gran ventaja competitiva del sanitario rural viene dada del propio entorno, y no es otra que la polivalencia y profundidad en la aplicación de la medicina de familia que experimenta al contacto con estas comunidades.

Las características propias de un médico de familia (atención integral, continuada y atención a la familia y la comunidad) son más fácilmente aplicables en el ámbito rural. Esta continuidad no sólo se extiende lo largo del tiempo, sino a un conocimiento exhaustivo del entorno que permite el carácter integrador del médico de familia.

El uso y aprovechamiento de las nuevas aplicaciones y soluciones tecnológicas tiene también un importante papel, ya que en situación de gran autonomía y autogestión, todas aquellas herramientas que faciliten la gestión, el tratamiento de datos y la conectividad en tiempo real con sus pacientes son herramientas de las que no es posible prescindir. Qué no decir de las nuevas aplicaciones de formación continua a las que puede acceder. La transformación digital también en este sector hace que la medicina rural no sea ya una especialidad solitaria: estamos todos conectados por las TIC.

La interacción con la comunidad no sólo hace que la relación médico-paciente-familia sea única, además las tareas y objetivos de educación para la salud son mucho más fáciles y efectivas. Esto viene dado, una vez más, por el profundo conocimiento de la comunidad.

Nos encontramos ante una especialidad que ha evolucionado completamente, pero que no ha perdido su auténtica esencia. La medicina rural continúa siendo una forma de vida, una riquísima opción profesional.

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