Con la llegada de los últimos días y semanas de 2020 se presenta la oportunidad de recopilar y hacer balance de los aspectos más relevantes del año, también en el ámbito laboral. Son muchas las lecciones y conceptos que hemos aprendido a lo largo de un 2020 completamente atípico, y muchas de estas enseñanzas continuarán presentes en el desarrollo laboral a largo plazo, como el teletrabajo, o la necesaria digitalización impulsada en las empresas para continuar operando.
Indudablemente este 2020 ha sido un año completamente diferente a lo que estábamos acostumbrados y gran parte de los conceptos y los modelos de trabajo que han predominado en este periodo de tiempo han surgido a raíz de la crisis sanitaria. Más allá de los conocidos ERTE, cuyo significado explicábamos en esta entrada, una de las claves de este año a nivel laboral ha sido el teletrabajo. De acuerdo con la última encuesta del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), el 68,8% de los trabajadores que teletrabajan se encuentran satisfechos o muy satisfechos con este modo de trabajo, y tres de cada cuatro considera que es una buena forma de desarrollar la actividad laboral más allá de la pandemia.
El teletrabajo se postuló desde el mes de marzo como una de las principales soluciones laborales para miles de empresas, negocios y sectores. Además de los efectos positivos y ventajas que ha traído el trabajo a distancia, como la posibilidad de conservar los puestos de trabajo, también debemos prestar atención a algunas consideraciones que ya tenemos en cuenta. Por ejemplo, en algunos casos el teletrabajo puede empeorar la situación de conciliación familiar y personal, al aumentar el riesgo de trabajar más horas de las habituales, y puede generar una serie de gastos con los que no contábamos en un principio, como un mayor consumo de electricidad y la compra de mobiliario para adaptar el entorno laboral.
Asimismo, el trabajo a distancia ha fomentado el uso de nuevas herramientas digitales que nos permiten tener encuentros virtuales, como la aplicación Zoom. Ante la necesidad de permanecer conectados y mantener los flujos de trabajo, surgió el término ‘reunionitis’. Este concepto hace referencia a un exceso de reuniones que puede imposibilitar sacar el trabajo adelante. Además de la ‘reunionitis’ y otros conceptos que ya conocíamos, como el síndrome burnout, añadimos a nuestro diccionario el síndrome ‘boreout’, una situación derivada del desarrollo laboral basada en una sensación de infravaloración y aburrimiento que afecta a la productividad, salud mental y bienestar de los empleados.
Retos y lecciones aprendidas por el sector asegurador
En líneas generales, podemos observar una serie de macrotendencias que están calando en prácticamente todos los sectores, incluido el sector asegurador. La famosa transformación digital se ha visto acelerada como consecuencia de la crisis de coronavirus, por lo que las empresas se han visto ante la necesidad de digitalizar los procesos de negocio para continuar operando con normalidad.
En el caso del sector seguros, la innovación y la aplicación de las nuevas tecnologías se antojan clave a la hora de adaptarse a los nuevos modelos de negocio y demandas de los usuarios. Tal y como indicábamos recientemente, tecnologías como la Inteligencia Artificial o el Blockchain son ya una realidad del sector asegurador, y permiten mejorar los procesos de trabajo y atender a las necesidades de los clientes con mayor eficiencia. De manera adicional, la sostenibilidad, la resiliencia de las carteras, la revisión de los modelos de negocio y la digitalización de todas las vertientes del seguro son considerados los pilares principales de las aseguradoras a la hora de afrontar los próximos desafíos, según el estudio de BlackRock.
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