La irrupción de avances tecnológicos como la inteligencia artificial (AI), el Internet de las cosas (IoT) o el blockchain ha marcado el punto de partida para la Cuarta Revolución Industrial, también denominada industria 4.0, en la que nos encontramos plenamente inmersos y que se ha acelerado a raíz de la mayor rapidez en los procesos de digitalización que ha traído la pandemia. Entre las nuevas posibilidades y tareas que surgen al hilo de estos progresos, destaca un perfil profesional como protagonista de su implantación y desarrollo: el del ingeniero.
Cada una de las revoluciones industriales que se han experimentado a lo largo de la historia ha venido marcada por la evolución en el ámbito económico, social y tecnológico derivados de la aplicación de determinados usos o procesos. Las dos primeras estuvieron protagonizadas por la aparición del ferrocarril y la electricidad y los avances en transportes y telecomunicaciones, mientras que la tercera se centra en las TIC y la innovación en materia energética.
La industria 4.0 implica la digitalización de la cadena de valor con un constante intercambio de información a lo largo de todo el proceso, de donde surge la necesidad de que cada empresa sea capaz de identificar los avances tecnológicos a implantar de acuerdo con sus características y las necesidades de su actividad, con el objetivo de mantener la competitividad en un mercado que evoluciona cada día junto con las necesidades de los consumidores. En este contexto, el proceso de transformación digital de las empresas requiere perfiles profesionales que, además de contar con los conocimientos técnicos y tecnológicos, dispongan de competencias relacionadas con la optimización de la productividad, la capacidad de resolución de problemas o de gestión industrial. Es aquí donde surge el denominado ingeniero 4.0, para cuyo perfil se está incrementando la oferta formativa de posgrado en los últimos tiempos.
Del mismo modo, la red social profesional Linkedin publica con carácter anual un estudio de empleos emergentes en el que destaca los puestos relacionados con la tecnología digital. En cabeza aparece el especialista en Inteligencia Artificial y, en posiciones posteriores, el ingeniero de robótica y el especialista en ciberseguridad, empleos directamente vinculados a la Ingeniería. Lógicamente, el ingeniero industrial cuenta con un papel primordial en su función de optimización de los recursos, gestión, innovación y mejora continua de técnicas y herramientas.
De este modo, una vez más, la Ingeniería se muestra a través de sus distintas ramas como una disciplina imprescindible en el avance social, económico y tecnológico, abanderando los cambios necesarios en la industria.
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