null Ansiedad infantil: prevenirla mediante educación

Hablar de la ansiedad nos lleva a pensar muchas veces en personas mayores con problemas personales y laborales que les empujan a sufrir este trastorno.

Pero no debemos olvidar que los niños, las personas más vulnerables de la sociedad, también la sufren, y cada vez más a menudo.

Los factores que crean la ansiedad

Las situaciones de ansiedad vienen dadas, en la mayoría de los casos, por dos tipos de factores:

  • Factores ambientales: Aquellos que tienen que ver con el ambiente en que se mueve el niño, los acontecimientos vitales que genera la sociedad en torno a su persona.
  • Factores personales: Aquellos que tienen que ver con cómo se valora a sí mismo el niño (es decir, su autoestima) y las “herramientas” de que dispone para afrontarlas, como puede ser el apoyo familiar.

Los agentes vitales del niño

Por regla general, la vida de los niños se sostiene sobre dos pilares principales: la familia y la escuela.

Es por ello que tanto uno como otro tienen papeles cruciales a la hora de poder paliar la ansiedad o el estrés que pueden sufrir. Así, es vital proveerle de recursos personales para que el propio niño lo afronte y ayudarle con estímulos positivos.

Los consejos para prevenirla

  • Mantener una escucha activa: Sean extrovertidos o tímidos, por regla general a los niños les es muy complejo hablar de sus sentimientos y problemas. Ser proactivos en la escucha es un buen primer paso para atajar la ansiedad.
  • Empoderarle para solucionar el problema: Debemos tener en cuenta que, aunque le “tutelemos”, para el niño es importante sentirse bien habiendo resuelto él mismo sus problemas. Por eso es necesario empoderarle y ofrecerle las herramientas necesarias.
  • Corregirle en sus errores: Los niños actúan mediante prueba y error en las primeras etapas de la vida, pero muchas veces uno de los problemas es que no tienen quién les indique qué es correcto. Señalar un error a tiempo ayuda a prevenir situaciones que acaben generando ansiedad.
  • No pecar de exigencia: Todos los padres buscan que su hijo sea lo mejor posible en los diferentes ámbitos. Es éste, precisamente, uno de los detonantes de los episodios de ansiedad: el no conseguir los objetivos que hagan sentirse orgullosos a los padres. No debemos olvidar, en estos casos, que los niños deben estudiar, formarse, pero también divertirse y potenciar sus habilidades sociales.
  • Crear un clima de aceptación: Cada persona es diferente, y es gracias a una personalidad que ha comenzado a forjarse, en gran medida, en la niñez. Es posible que queramos modelarla en ciertos sentidos, pero debemos respetar que sea una persona diferente a nosotros, con sus propias ilusiones y anhelos, y que debemos premiar esa originalidad aceptándolo tal cuál es.

De esta manera, podemos evitar a los más jóvenes algo tan inaceptable para su edad como es la ansiedad, un trastorno que, con toda seguridad, marcará su futuro de forma muchas veces irreparable.

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