Durante el crecimiento de los niños, es muy importante que éstos empiecen a adquirir hábitos que, de una forma acorde a su edad, le ayuden a descubrir el valor de la responsabilidad. La tarea de padres y educadores, supone guiar a los niños con buenas conductas y responsabilidades. Podemos empezar con rutinas sencillas planteadas como un juego. Como adulto, es muy importante que tengas paciencia, porque los nuevos hábitos se adquieren a partir de la experiencia y repetición.
¿Por qué tareas se puede empezar’
- A partir de los tres años, indica una tarea específica que sea propia para él en la rutina familiar. Por ejemplo, recoger los juguetes. Busca un lugar práctico y sencillo para guardarlos, por ejemplo, una caja grande o una zona del armario.
- A partir de los seis años, recuerda a tu hijo que tiene que hacer la cama después de desayunar. Para fomentar el hábito, comienza por integrar esta rutina únicamente durante el fin de semana, para poco a poco, ir prolongándola.
- A partir de los siete años, tu hijo ya está preparado para poner la mesa antes de comer. Hasta que adquiera experiencia en esta tarea, acompáñale en la organización de los detalles. Compra una vajilla de un material irrompible para que, si en un descuido el niño tira un plato al suelo, no se rompa.
- Crea un cronograma de tareas anotadas en folio que puedes colocar en la puerta del frigorífico para que este orden de tareas sea visible para todos los miembros de la familia. En dicho calendario, especifica qué tareas realizará cada miembro. Pide opinión a tu hijo, pregúntale qué cosas le gustaría hacer. Así le harás sentir partícipe y responsable de las tareas que elija.
Al igual que en casa, también es importante que los profesores les otorguen responsabilidades en clase y que nos las comuniquen, para ir acordes con su evolución.
Iniciativa sí, pero con precaución
La iniciativa en los niños es un hecho muy valorable y que hay que saber reconocer. Pero, hay que tener en cuenta que muchas veces quieren realizar actividades por ellos mismos para las que todavía no están preparados. Por ello hay que estar siempre pendiente y ser conscientes de los riesgos de cada actividad.
Por ejemplo, recuerda que los niños no deben cocinar solos a una edad temprana, puesto que el contacto con el fuego supone un riesgo añadido. Es muy importante evitar la sobreprotección. Es decir, no hagas aquellas tareas que has delegado en tu hijo, acompáñale en el proceso y refuerza su actitud con mensajes positivos del tipo: "Muchas gracias por tu ayuda".
Y tú, ¿has dado responsabilidades a tu hijo en casa? ¡Cuéntanos algún ejemplo!
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