Cuando hablamos de enfermedades que afectan a la salud física, normalmente no existe ninguna barrera social que impida expresar y tratar dicho problema de salud. Sin embargo, a la hora de hablar de problemas relacionados con la salud mental, como es el caso de la ansiedad, la visión es distinta y el problema puede llegar a agravarse cuando la ansiedad pasa desapercibida, o es difícil de detectar. ¿Cómo podemos saber si tenemos un Trastorno de Ansiedad Generalizada?
Un Trastorno de Ansiedad Generalizada podría ser definido como trastorno mental que provoca en las personas que lo padecen una sensación de preocupación, nervios, estrés y ansia ante una situación determinada o incluso desconocida. La ansiedad puede ser definida como un emoción o mecanismo de adaptación natural que se produce ante una situación de alerta y que genera una serie de consecuencias a nivel físico, como taquicardias o falta de aire, así como a nivel mental, como una preocupación en exceso, nerviosismo y estrés. Puede tener incidencia en niños, al igual que existe una relación directa con el uso en exceso de redes sociales y tecnología.
Cuando hablamos de trastorno de ansiedad, también conocido como TAG, nos referimos a las sensaciones de preocupación y ansiedad excesivas y difíciles de controlar que perduran durante un tiempo. Si bien es cierto que las causas que los originan son diversas, puesto que las preocupaciones que acechan a quienes los padecen son distintas, existe una serie de síntomas que pueden identificar este problema, siempre y cuando sean tratados y verificados por profesionales sanitarios:
- Preocupación y ansiedad persistente en el tiempo a raíz de temas que carecen de excesiva importancia en relación con la inquietud.
- Nerviosismo y sensación de amenaza ante situaciones que no suponen ningún tipo de advertencia.
- Dificultad para afrontar situaciones que presentan incertidumbres o carecen de total certeza, al mismo tiempo que se siente miedo a tomar la decisión errónea.
- Problemas a la hora de encontrar concentración, calma, u olvidar una situación pasada.
Además de los síntomas físicos, un Trastorno de Ansiedad Generalizada acusa también a la integridad física de las personas, presentando signos como fatiga, dificultad para dormir, tensión y dolor muscular y articular, sensación de irritabilidad, temblores y/o náuseas.
Vivir con un trastorno de ansiedad generalizada, y por lo tanto con una sensación de miedo y preocupación constante, no resulta nada sencillo y puede afectar no solo a la salud física y mental de quienes lo padecen, sino también en el ámbito personal, familiar y laboral. Por ello es absolutamente necesario acudir a un médico o profesional de salud mental para recibir tratamiento personalizado en caso de padecer alguno de los síntomas presentados. Prolongar los síntomas de ansiedad generalizada sin recibir ningún tipo de soporte sanitario puede derivar en algunas complicaciones que pueden empeorar el trastorno o incluso ocasionar otro tipo de trastornos físicos y mentales.
No debemos olvidar la importancia de pedir ayuda y hablar sobre ello con total naturalidad, con el fin de acabar con los estigmas sociales acerca de la salud mental, y de esta manera estaremos dando un paso adelante en la solución de dicho padecimiento, al mismo tiempo que visibilizamos y concienciamos acerca de la salud mental.
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