null Viena, la capital de la música y de la Navidad

Comienza una de las épocas más bonitas del año, en la que los paisajes fríos y nevados propios de estos meses, se entremezclan con las luces y los motivos tan típicos de la Navidad. Y uno de los claros exponentes de esos motivos navideños y de esta época del año es la capital de Austria, Viena.

Situada en Europa Central, a orillas del Danubio, y a los pies de las primeras estribaciones de los Alpes, cuando se piensa en Navidad casi automáticamente se relaciona con el Concierto de Año Nuevo de la Orquesta Filarmónica de Viena que ha alcanzado fama internacional y que, año tras año, se retransmite por televisión para una audiencia de, aproximadamente, 1.000 millones de personas en 54 países.

La capital que vio reinar a la Emperatriz consorte de Austria, Isabel de Baviera, más conocida como Sisi, tiene un trazado muy cómodo de recorrer. De hecho, lo ideal es callejear conociendo sus tiendas –las más pequeñas y las de las calles Kärntnerstrabe, Graben y Kohlmarkt, tres de las más comerciales-, sus calzadas y llegando a los diferentes monumentos que son de obligada visita.

El Palacio Hofburg, el que fue durante más de 600 años la residencia de la familia Habsburgo, es el más grande de la ciudad y actualmente se ha convertido en la residencia del presidente de la República austriaca. Durante su visita es posible recorrer el Museo Sisi, conocer la intensa vida de la emperatriz y las estancias donde vivió junto al Emperador Francisco José I.

Cerca del Palacio se encuentra la Biblioteca Nacional, una de las más bonitas del mundo. Asimismo, hay que acercarse a la Catedral de San Esteban (donde cada año colocan un imponente árbol de Navidad), que es el símbolo religioso más importante de Viena y cuya aguja gótica mide 137 metros. Tiene además un maravilloso púlpito gótico del siglo XVI y no se puede abandonar sin subir al mirador de la citada aguja (steffi) para disfrutar de unas increíbles vistas de la ciudad y de los 250.000 azulejos del tejado de la catedral. Cerca de este templo se encuentra la famosísima Ópera de Viena, un emblemático edificio, centro neurálgico de la vida musical vienesa y punto de atracción del mundo musical.

Navidad Vienesa

Pero más allá de los edificios históricos, Viena ofrece en esta época un aliciente al viajero frente a otras estaciones del año. Y es la manera de vivir la Navidad en la capital austriaca, tan intensa que no deja indiferente a nadie. El espíritu navideño inunda sus calles, mercados y gente, con los mercadillos y el aroma de la repostería típica de estas fechas y del ponche caliente.

Ya desde mitad de noviembre sus calles se llenan de los conocidos mercadillos de Navidad (Christkindlmärke), donde es posible comprar objetos de decoración (bolas de árbol, velas, elementos tradicionales como San Nicolás, belenes…). Hay más de 20 mercadillos por toda la urbe, iluminados y dando vida a multitud de plazas, calles y callejuelas.

Destaca el que está situado en el Ayuntamiento, conocido como Ensueño de Navidad, y en el que la iluminación es visualmente sorprendente. Miles de bombillas, con diferentes formas (corazones, renos, lámparas…) adornan las fachadas, ventanas y árboles de la plaza y lo convierten en uno de los mercados navideños más bonitos de Europa.

Además, los amantes de la música no deben olvidar que la catedral y alguna de las iglesias más representativas del centro histórico de Viena, ideales por su ambiente y su acústica, se convierten en escenario de conciertos de órgano y de música clásica. Así como los que surgen en los las calles más turísticas de Viena.

3 recomendaciones para disfrutar de Viena al máximo

  • Es necesario informarse de los horarios de los monumentos que queremos visitar, ya que en esta ciudad algunos cierran muy pronto y es posible quedarse sin ver lugares fundamentales por su belleza y su importancia histórica.
  • Hay dos óperas en Viena: la del Estado, de impresionante arquitectura y donde se da el concierto de Año Nuevo, y la de la ciudad, Theater an der Wien, donde es más fácil adquirir entradas y asistir a diferentes espectáculos.
  • Aunque los restaurantes cierran pronto, ya que se come temprano, muchos han ido adaptando sus horarios a los turistas. Pero aún así, hay que tenerlo en cuenta a la hora de planificar los horarios de las comidas. Y, fundamental, probar la típica tarta Sacher en alguno de sus lujosos cafés.
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