Para todos aquellos que quieran visitarla durante los meses más fríos, lo primero es hacerse con un buen equipo de abrigo y, a partir de ahí, recorrer sus avenidas, cámara en ristre, para fotografiar todos los rincones con encanto que esconde esta peculiar ciudad.
La primera parada obligatoria es su famosa Catedral, su monumento más representativo. Obra cumbre del Gótico, fue declarada Patrimonio de la Humanidad Unesco en 1984. Es la tercera más grande de España, después de las de Sevilla y Toledo. Su construcción se inició en 1221 (¡este año se cumplen 800 años!) siguiendo patrones del Gótico francés. El interior del templo alberga tesoros como la capilla de los Condestables, considerada una catedral dentro de la Catedral, obra de Simón de Colonia; la elegante Escalera Dorada, inspirada en el renacimiento italiano; la capilla de Santa Ana, cuyo retablo es una de las obras cumbre de la escultura tardogótica europea; o la tumba del Cid y de su esposa Jimena, que se encuentran en la nave central, a los pies del espectacular cimborrio. Una de las curiosidades destacadas, sobre todo para los más pequeños, es el Papa-moscas, un curioso autómata que toca las campanadas cada hora mientras abre la boca.
Otros monumentos históricos imprescindibles de visitar son el Monasterio de Santa María la Real de las Huelgas, la Cartuja de Miraflores, su Castillo en cuyo mirador se divisa toda la ciudad y el Museo de la Evolución Humana. Este último muestra una amplia colección de los restos fósiles originales encontrados en el yacimiento arqueológico de la Sierra de Atapuerca.
Además de estos obligatorios, existen multitud de posibilidades para toda la familia que nos ofrece la provincia. Para los amantes de la nieve y el esquí, en la parte norte, concretamente en el municipio Espinosa de los Monteros, está la estación de Luanda.
Existen igualmente rutas interesantes para los aficionados a la naturaleza: senderismo minero desde San Adrián Juarros, la visita al Cañón del Ebro, el recorrido por la ribera burgalesa (viñedos, castillos y herencia romana), las rutas del vino de Arlanza y Ribera del Duero o la visita a las tierras del norte, las conocidas como Las Merindades (el límite con las provincias de Cantabria, Álava y Vizcaya).
Por último, destaca también la variedad de opciones para los interesados en la historia y el arte. De un lado, se puede dar un paseo por la Villa Ducal, en Lerma; se trata de un conjunto monumental realizado durante los siglos XVI y XVII por el Duque de Lerma. Por otra parte, se pueden seguir también las huellas del héroe castellano Cid Campeador. Y no hay que olvidar que a 40 kilómetros del centro de la ciudad se sitúa el Yacimiento de Atapuerca, un referente mundial en el estudio de la evolución humana.
Recomendaciones gastronómicas
Como buena tierra castellano y leonesa, Burgos ofrece auténticos tesoros gastronómicos. Aparte de los conocidos morcilla y queso de Burgos, si te animas a visitar esta provincia no dejes de probar sus vinos y los imprescindibles ‘cojonudos y cojonudas’ (dos rebanadas de pan, una de las cuales lleva encima una rodaja de chorizo picante, un huevo de codorniz frito y pimiento también picante. La otra rebanada es igual, excepto que en lugar de chorizo lleva morcilla), la olla podrida, la sopa castellana, los asados y sus variados dulces.
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