null Qué es el síndrome del abuelo esclavo y cómo evitarlo

Ayudan a los padres primerizos, dan consejos de vida y sacan de más de un apuro a aquellos padres y madres a los que les faltan horas del día. Ser abuelo es uno de los regalos más grandes que puede brindarnos la vida y sin duda uno de los momentos más esperados, pero también puede suponer el deterioro de la calidad de vida de quienes sufren las consecuencias del síndrome del abuelo esclavo. ¿De qué se trata, cuáles son sus síntomas y cómo podemos evitarlo?

El hecho de que los abuelos se encarguen del cuidado de los nietos en determinados momentos es algo completamente normal y recurrente, dado que las dificultades económicas que atraviesan algunas familias y la falta de conciliación familiar hacen que ambos padres trabajen y no puedan permitirse pagar cuidadores o clases particulares. Como mencionamos el pasado año en una entrada que invita a celebrar el Día de los Abuelos, nuestros mayores emplean de media 6 horas diarias en el cuidado de los nietos. Dicha dedicación requiere de mucha responsabilidad, puesto que en ellos recae parte del peso de la educación de los niños.

Ha sido comprobado que el vínculo creado entre los abuelos y los nietos genera una serie de beneficios a nivel físico y cognitivo en los abuelos, como la mejora del estado de ánimo y autoestima, siendo capaces de aumentar su esperanza de vida hasta en cinco años, según un estudio publicado por la revista Evolution and Human Behavior. Sin embargo, el exceso de dedicación y entrega por parte de los abuelos y el ritmo frenético que supone el cuidado de los nietos puede llegar a genera una carga que provoca precisamente los efectos contrarios a los beneficios mencionados.

De eso trata el síndrome del abuelo esclavo, la sobrecarga y agotamiento que padecen muchos mayores como consecuencia de la enorme responsabilidad y abuso ejercido por los padres a la hora de derivar el cuidado de los niños. Ya sea a causa de generosidad extrema por parte de los abuelos, o incluso egoísmo por parte de algunos padres, se trata de una situación muchas veces invisibilizada y normalizada. Esto se debe principalmente al hecho de que los abuelos tienden a asumir todas las responsabilidades que han recibido y tienden a pasar por alto las secuelas físicas y emocionales que sufren, ya que hacerse cargo de los más pequeños pasa a ser concebido como una obligación. A esto se une la pasividad de los padres, cuyo ritmo frenético impide en ocasiones observar y darse cuenta de las magnitudes del problema.

Algunos de los síntomas y dolencias frecuentes que pueden llegar a sufrir los abuelos esclavos, tanto a nivel físico como emocional son:

  • Agotamiento extremo, dolor crónico de articulaciones y espalda y tensión muscular.
  • Estrés y ansiedad, pudiendo derivar en depresión.
  • Intensificación de problemas de salud como hipertensión o artrosis.
  • Falta de tiempo para uno mismo y disfrutar de actividades de ocio.
  • Incapacidad para comunicar los sentimientos y la necesidad de descanso.

La principal solución para este problema por parte de los abuelos pasa por dar el paso y expresar sus aflicciones e intentar establecer unos límites. El sentimiento de culpa es una emoción que invade a muchos abuelos y en gran medida, es la principal razón por la que no se pronuncian al respecto. Sin embargo, deben ser conscientes de que, tras décadas trabajando y una vez alcanzada la jubilación, esta etapa de la vida tiene que ser concebida de otra manera de acuerdo con las expectativas de disfrute. Asimismo, los padres, deben dejar de pasar por alto el exceso de carga y darse cuenta de que las personas mayores también necesitan conciliar su vida personal, descansar y cuidar su salud.

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