null Selva de Irati, increíble lienzo otoñal

Si tuviéramos que dar una única razón para visitar la Selva de Irati (Navarra, España), diríamos que en ningún otro lugar de España verás un espectáculo de policromía como el que acoge este parque natural al inicio del otoño. El paisaje se recubre de colores inimaginables, insólitos casi incluso en la naturaleza: morados, violetas, rosas y azules, anaranjados, pardos y rojos, dorados y verdes, un concierto de belleza inigualable.

De esta manera, árboles, rocas y arroyos hacen que Irati sea más que una inmensa mancha verde de hayas y abetos de 17.000 hectáreas. Irati en otoño se transforma en uno de los parajes naturales más maravillosos de Europa. La Selva de Irati es, después de la Selva Negra, el segundo mayor hayedo del continente europeo. Es sin duda una visita obligada por lo menos una vez en la vida, caminando o en bicicleta de montaña, durante esta época del año.

Cómo acceder al hayedo

La Selva de Irati se encuentra a las faldas del Pirineo de Navarra, entre los valles de Aezkoa y de Salazar. Para entrar en el parque hay dos vías principales de acceso. Por un lado, en el valle de Arrazola-Orbaizeta desde la localidad de Aribe por la NA-2030, que te deja en la entrada de Arrazola. Desde Aribe son 18 km. En temporada alta, habrá que dejar el coche en este lugar, ya que no suele haber sitio junto al Embalse de Irabia, donde acaba la carretera ya en plena Selva de Irati.

La otra vía de acceso está en el valle de Salazar, saliendo de la bonita localidad de Ochagavía, por la NA-2012. Desde Ochagavía son 24km. Aquí entraremos directamente al bosque por las Casas de Irati, próxima a la ermita de la Virgen de las Nieves. En esta entrada se encuentra además el Centro de Interpretación de la Naturaleza, un buen punto de partida para informarse de este enclave y su entorno.

Existen unas 50 rutas de senderismo a lo largo del parque, agrupadas en cuatro zonas. Así, encontramos los senderos de la zona de Aezcoa, Salazar, Cize y por último Ziberoa. La información sobre el trazado y la dificultad la entregan en una detallada guía en el momento de acceder al interior del parque. La bicicleta de montaña se ha convertido en el vehículo idóneo para conocer la selva. Una auténtica forma de disfrutar de la naturaleza en este parque antes de la llegada de la nieve invernal es recorrer sus 16 rutas ciclistas.

En el corazón de la selva y próximo a la frontera con Francia se encuentra el embalse de Irabia. Merece la pena pararse en su mirador, desde donde se contempla una de las mejores vistas al parque, y pasear por las orillas del embalse, en busca del punto donde se unen los ríos Urbeltza y Urtxuria, bajo la ermita de la Virgen de las Nieves. En esta zona se encuentran unas pequeñas cascadas conocidas con el nombre de El Cubo o Itsuosin. Al noroeste de la Selva se puede contemplar la estación megalítica en Azpegi integrada por varios crómlech (megalitos formados por piedras en círculo) y la torre romana de Urkulu. Todo este paisaje se completa con numerosos pueblos de importante valor arquitectónico, en los cuales se pueden degustar productos como queso, embutidos, carnes, productos micológicos, todos ellos elaborados en la zona, además de hospedarse en unos agradables alojamientos.

Tres reservas naturales para disfrutar de su entorno

Debido a su excelente estado de conservación, encontramos tres reservas naturales dentro del parque:

  • Reserva integral de Lizardoia. En el monte La Cuestión encontramos 64 hectáreas de un magnífico bosque de hayas y abetos, que incluyen 20 hectáreas de bosque intacto con ejemplares de 40 metros de altura.
  • Reserva natural de Mendilatz. También en el monte La Cuestión, en la parte aezkoana de la Selva de Irati, con 119 hectáreas en una zona de roca caliza y alta pluviosidad y un bosque de grandes hayas.
  • Reserva natural de Tristuibartea o Ariztibarrena. Situada en el monte Pettuberro, en Villanueva de Aezkoa, ocupa 55 hectáreas de un magnífico bosque de roble y de hayas.

Anímate a programar un viaje antes de que el frío haga rotundo acto de presencia: ¡el otoño está para caminarlo!

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