Arropada por las olas del Atlántico y agitada por una cálida brisa se encuentra la isla de la Palma. Perteneciente a la Comunidad Autónoma de Canarias, la Isla Bonita, tal y como se la denomina, tiene una superficie de unos 708 kilómetros cuadrados y una población que supera los 85.000 habitantes.
La Palma, declarada en su totalidad como Reserva de la Biosfera y Reserva y Destino Starlight, se caracteriza por una amplia diversidad paisajística y climática y por una variada oferta de actividades por las que optar, aptas para todo tipo de personas.
Cada rincón de la Isla esconde un misterio, sobre todo si paseas por las calles adoquinadas de su capital, Santa Cruz. Su legado histórico, tras haber sido el tercer puerto más importante de Europa en el siglo XVI, explica una arquitectura que aúna casas solariegas de estilo colonial y templos con abundante arte religioso flamenco. Asimismo, esta tranquila localidad posee lugares de interés cultural como el Museo Histórico Insular, con una notable colección de arte y pintura, o los teatros Chico y Circo de Marte.
La Palma ofrece una amplia variedad de paisajes por descubrir. Cuenta con uno de los pocos reductos mundiales de laurisilva o selva templada, conocido como El bosque de Los Tilos. Esta jungla, tan tranquila como inofensiva, es una explosión de biodiversidad y verdor que enamora a primera vista y se encuentra a tan solo 24 kilómetros por carretera de la ciudad de Santa Cruz. Sin necesidad de guía, la reserva dispone de dos senderos autoguiados: uno de 2,5 kilómetros que recorre el corazón del bosque y otro que asciende unos mil metros hasta los refrescantes manantiales de Marcos y Cordero.
Si se prefiere optar por una excursión de trekking, la ruta de los Volcanes es una excelente opción. Conocida por haber sido una importante vía de comunicación entre comarcas palmeras, plantea un recorrido exigente entre volcanes y animales autóctonos. Con una longitud de 22 kilómetros, durante el camino se podrán contemplar las dos vertientes insulares sobre una superficie que combina sendero, pista forestal y asfalto.
El Parque Nacional Caldera de Taburiente ha sido reconocido como el mejor destino de la Isla Bonita. Un parque que ofrece una amplia lista de actividades: senderos que discurren sobre las entrañas abiertas de la isla, baños bajo cascadas de colores… Y también la posibilidad de recorrer largos senderos o atravesar las modernas instalaciones del centro de visitantes de El Paso para acabar en el mirador de La Cumbrecita.
Para aquellos con ganas de descansar y desconectar, el Puerto de Naos es una localidad idílica. Ubicada en la costa oeste, esta zona de veraneo local permite disfrutar del mar alejado de las masas turísticas, conocer sus rincones o disfrutar de la oportunidad de hacer buceo o parapente.
Finalmente visitar la Isla de la Palma exige como parada obligatoria para el viajero haber pasado por uno de los dos observatorios astronómicos internacionales del Instituto de Astrofísica de Canarias que se dedican al estudio de los estrellas. Y es que las islas Canarias presumen de tener uno de los cielos más limpios y claros de Europa para ver las lluvias de estrellas, y es por ello que reservar una visita guiada resulta imprescindible.
Así, desde uno de estos observatorios o en uno de sus parajes naturales sin contaminación lumínica será posible disfrutar de las Lágrimas de San Lorenzo o Perseidas, que es como se conoce a la lluvia de estrellas que produce durante varios días de agosto.
3 consejos para disfrutar al máximo
- Si se va a optar por recorrer la Ruta de los Volcanes conviene ir bien equipado y llevar agua y alimentos para un sendero que se prolonga unas cinco horas. Además, la isla ofrece más de 1.000 km. de senderos, un paraíso para los amantes del trekking.
- Es recomendable reservar de antemano actividades como la Ruta de los Volcanes o la excursión al Parque Nacional Caldera de Taburiente. Más información en reservasparquesnacionales.es.
- Hay que llevar una maleta de lo más variada, ya que esta isla volcánica pintada de verde ofrece paseos por bosques y vegetación prehistórica, descanso en playa, excursiones a preciosos centros urbanos y, sobre todo, conexión con la naturaleza.
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