Una de las características que tradicionalmente se ha vinculado a los planes de pensiones es su iliquidez,es decir, la imposibilidad o dificultad inherente al producto para poder rescatar el dinero invertido antes de alcanzar la jubilación. Cierto es que productos como los planes de pensiones están diseñados pensando en el ahorro a largo plazo y, por tanto, no están pensados para recuperar la inversión anticipadamente como ocurre con otros instrumentos de ahorro. Dicho esto, es necesario subrayar que precisamente su diseño es el que permite realizar inversiones que, en horizontes amplios, generan rentabilidades inalcanzables para otros productos.
Al margen de ello, los planes de pensiones no son instrumentos de ahorro completamente cerrados a su rescate. Existen circunstancias que posibilitan su recuperación y, recientemente, el Gobierno ha ampliado los supuestos de rescate anticipado, con lo que se amplió la capacidad de maniobra de quienes tienen invertidos sus ahorros en estos productos. En este sentido, además de la jubilación, el desempleo de larga duración, la enfermedad grave, encontrarse en situación de desahucio, incapacidad permanente total para ejercer la profesión habitual y el fallecimiento, la declaración de dependencia severa o gran dependencia del partícipe son atenuantes que permiten a los partícipes recuperar su dinero de manera anticipada.
Según los últimos datos hechos públicos recientemente por Inverco, el montante de rescates de planes de pensiones efectuadas por parados de larga duración llegará a los 500 millones de euros en 2014. Estas cifras supondrán multiplicar por 10 los rescates previos a la crisis, cuando apenas se contabilizaron 40 millones de euros por este concepto. En resumen, los planes de pensiones no están pensados para ser rescatados anticipadamente pero eso no impide que, en determinadas circunstancias, pueda recuperarse el ahorro.
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