null Motivarse para hacer ejercicio durante todo el año

Con la llegada de enero regresa uno de los propósitos más habituales: hacer deporte. El incremento de matriculaciones en los gimnasios durante la segunda semana de enero es solo comparable con el incremento que se vive en septiembre (como inicio de curso escolar). En algunas ocasiones, el motivo principal reside en cuidarse y optar por una vida más sana y equilibrada entre el deporte y la alimentación. Por el contrario, otro de los propósitos es el de la llamada ‘operación bikini’: compensar los excesos de Navidad y trazar un plan de ejercicio para obtener los resultados de cara al verano.

No obstante, es frecuente que pasados unos días, la motivación por conseguir nuestro propósito, y más si este es a medio-largo plazo, disminuya. La falta de tiempo, la meteorología, dar prioridad a otros propósitos o pensar que no vamos a lograr nuestra meta son algunas de las excusas que nos alejarán, cada vez más, del deporte y nos harán dirigirnos, de nuevo, hacia la vida sedentaria.

Más allá de la disciplina y la constancia, sobre todo si regresamos al deporte tras un largo periodo de inactividad, la motivación será el combustible clave que nos fuerce a seguir realizando ejercicio pasados los días. Para evitar perder estas ganas, también podemos trabajar con los siguientes consejos para estimular la motivación día tras día.

Fíjate un objetivo real y tenlo presente de alguna forma “física”

Para evitar caer en el pensamiento de “no lo conseguiré”, reflexiona previamente sobre cómo eres y qué quieres conseguir. Si, por motivos personales o profesionales, no dispones de demasiado tiempo libre para acudir al gimnasio, establece unos horarios que puedas cumplir sin dificultad. Además, recuerda el dicho de “Roma no se hizo en un día”. Moldear tu cuerpo con el deporte (en función de si tu objetivo es perder peso, muscular o simplemente mejorar en salud) es aplicable al dicho ya que los resultados los verás a medio-largo plazo.

Mientras observas pequeños cambios, es importante que para que la motivación no decaiga, tengas siempre presente tu objetivo. Por ejemplo, puedes hacer uso de mensajes en el frigorífico con frases aspiracionales que, además, te ayuden a controlar tu alimentación.

Rodearse de personas positivas

La actitud con la que te enfrentes a tus objetivos será determinante. Pero también, para los momentos más débiles, lo será el acompañamiento de tu círculo más cercano. Muchas personas optan por apuntarse al gimnasio con un amigo y/o familiar. Esta es la mejor forma de animarse mutuamente a conseguir los objetivos. No obstante, cuidado con elegir el acompañante “tóxico”, aquel que te incite a alejarte de tus metas.

Busca tu recompensa

Si, además de pensar en un objetivo a largo plazo, nos fijamos una recompensa a corto nos motivará todavía más para no faltar con el entrenamiento. Muchas personas recurren a la comida como recompensa: una cena, chocolate, un snack… Sin embargo, no es lo más recomendable si tu propósito es adelgazar. Tampoco tienes que recurrir a aspectos materiales como irte de compras. Busca unas recompensas que te llenen a nivel emocional. Por ejemplo, dedicar una hora más de tu tiempo para realizar tu pasatiempo favorito, disfrutar de una película sin remordimientos, etc.

Describe cómo te sientes

A modo de ‘diario personal’ puedes expresar tus sensaciones antes y después de los entrenamientos. De esta forma, quedarán reflejados los distintos estados de ánimo que atravesarás antes de lograr tu objetivo. Cuando te sientas más desanimado o desmotivado, podrás leer tus sensaciones tras el deporte y recuperar la ilusión.

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