La vuelta al gimnasio tras meses de inactividad, una incorrecta preparación física previa a la práctica de deportes de alto rendimiento, entrenamientos de gran intensidad o la falta de conocimiento son algunas de las causas más frecuentes de las lesiones deportivas. Una lesión puede alcanzar diferentes grados de gravedad, dependiendo a la vez de la zona del cuerpo y de si afecta a nuestros ligamentos, músculos o huesos. Es importante estar prevenido y saber cómo actuar en caso de lesión, ¿sabes cuáles son las lesiones deportivas más frecuentes?
Esguinces o torceduras de ligamentos
Los ligamentos son estructuras formadas por fibras que se encargan de unir dos extremos óseos, en general, en las articulaciones. Un esguince o torcedura implica que dichas estructuras se doblen o estiren en exceso, lo que produce una inflamación de los ligamentos. Cuando se produce un esguince, las articulaciones quedan desestabilizadas dada la pérdida de función de los ligamentos. Esta pérdida de estabilidad, unida al dolor como consecuencia de la inflamación, hace que el tratamiento principal de este tipo de lesiones sea el reposo e inmovilización. Otra de las formas de tratar una torcedura (siempre y cuando no alcance demasiada gravedad) es aplicando hielo y elevando la zona afectada para reducir la inflamación.
Los esguinces de ligamentos afectan habitualmente los tobillos y las rodillas, como consecuencia de una posición antinatural o cuando se realiza un giro rápido de la articulación teniendo los pies apoyados. Los deportes más habituales donde ocurren los esguinces son el baloncesto y el fútbol.
Lesiones musculares
Una rotura muscular supone el desgarro parcial o completo de los músculos o tendones a raíz del estiramiento o contracción en exceso de estos. La gravedad de una lesión muscular va desde una simple rotura fibrilar, implicando una recuperación poco agresiva mediante reposo, vendaje y masajes, hasta una rotura total del músculo, requiriendo una intervención quirúrgica. Las principales causas de las lesiones musculares son el empleo de una carga excesiva en los músculos sin haber calentado lo suficiente, el sobreentrenamiento teniendo agujetas, además de caídas y golpes. Para prevenir una lesión muscular debes saber cuáles son las prácticas deportivas en las que se producen más lesiones de este tipo, entre las que destacamos la actividad física en la que no se produce contacto, como en el trabajo de fuerza en el gimnasio, corriendo mientras se juega al fútbol y baloncesto, atletismo…
Fracturas óseas
A simple vista, las lesiones más aparatosas y graves suelen ser las que implican una o varias roturas de nuestros huesos. Las fracturas óseas, al igual que el resto de lesiones, pueden tener varios niveles de gravedad y suelen ocurrir sobretodo en impactos, como puede ser la caída de un ciclista, o una entrada fuerte en fútbol.
Epicondilitis o codo del tenista
El ‘codo del tenista’ es una lesión deportiva recurrente en aquellas personas que practiquen tenis debido a la inflamación de los tendones situados entre el antebrazo y la parte exterior del codo. Esta lesión implica dolor, inflamación y sensibilidad debido al uso excesivo del brazo por la práctica de este deporte. El mejor remedio, reposar y suspender la actividad del brazo durante varias semanas.
Lesiones en aumento
Por último, existen algunas lesiones deportivas que se han hecho cada vez más comunes debido a la aparición de nuevas disciplinas, o la tendencia de algunos deportes. El entrenamiento funcional de alta intensidad que requiere el Crossfit implica diversas lesiones en los hombros, muñecas, espalda y sobretodo rodilla debido a la sobrecarga de peso y trabajo excesivo. En cuanto a la práctica de ‘running’, algunas de las dolencias que ocurren con mayor frecuencia son la fascitis plantar, es decir, la inflamación del tejido grueso de la planta del pie, o la periostitis tibial, inflamación de la membrana que recubre la tibia. Ambas lesiones tienden a darse en corredores principiantes, aunque puede afectar hasta a los más experimentados, y requieren de tratamiento y reposo para su completa recuperación.
Resulta imprescindible conocer los riesgos que pueden sufrir nuestras articulaciones, huesos y músculos antes de practicar cualquier deporte y así prevenirlas. Además, una alimentación correcta y adecuada a la práctica deportiva puede contribuir a reducir las probabilidades de sufrir lesiones.
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