En un abrir y cerrar de ojos, la pandemia de coronavirus ha alterado por completo la forma de vida de los ciudadanos de todo el planeta. Sin apenas esperarlo, 2020 ha traído consigo nuevas costumbres y formas de afrontar el día a día, así como las normas de seguridad y prevención de contagio presentes en todo el mundo. Más allá de habernos acostumbrado al uso de mascarillas, higiene de manos y distanciamiento social, no podemos dejar a un lado la inclusión y accesibilidad de aquellos que padecen una discapacidad auditiva o visual.
Más de medio año después y tras establecerse obligatorio el uso de mascarillas, estos elementos se han convertido en una parte fundamental de nuestra vida para evitar la propagación del COVID-19. Mascarillas quirúrgicas, mascarillas higiénicas reutilizables, mascarillas FFP2… todas ellas están forman parte de nuestro diccionario hoy en día, y, sin embargo, no todas cubren las necesidades de ciertos colectivos.
Más de 466 millones de personas en todo el mundo cuentan con problemas relacionados con la pérdida auditiva, y en España el colectivo de personas sordas se sitúa en torno al millón de personas, según la Confederación Estatal de Personas Sordas. Este colectivo es diverso, puesto que no todos los problemas auditivos se presentan de manera homogénea entre quienes los padecen, y los métodos de comunicación varían entre las personas. ¿Te has parado a pensar en la barrera que suponen las mascarillas convencionales para las personas que se comunican a través de la lectura labial?
La falta de mascarillas inclusivas supone uno de los mayores problemas para quienes tienen algún tipo de discapacidad auditiva, y así lo pone de manifiesto la Confederación Estatal de Personas Sordas en un comunicado emitido con motivo de la Semana Internacional de las Personas Sordas. Dicho comunicado reclama, por un lado, la eliminación de barreras en la atención sanitaria, telefónica y psicológica en tiempos de pandemia. Por otro lado, se demanda la inclusión de las personas sordas, mediante la homologación de mascarillas transparentes que faciliten la lectura labial y facial de las personas, garantizándose la seguridad, respirabilidad y accesibilidad económica de las mismas.
Se trata de una iniciativa impulsada hace varios meses que busca la inclusión en la sociedad de quienes emplean la lectura de labios a la hora de comunicarse. A pesar de que ya existen mascarillas inclusivas que incorporan ventanas transparentes en la parte de la boca, aún no cuentan con la homologación por parte de las autoridades sanitarias. La iniciativa, que ha obtenido decenas de miles de firmas para que las mascarillas transparentes puedan ser homologadas, ya ha llegado a Sanidad y se ha dado el primer paso para eliminar las barreras de comunicación no solo entre las personas con problemas de audición, si no también entre otros colectivos.
En cuanto a las personas que cuentan con algún tipo de discapacidad visual, este colectivo cuenta, a su vez, con ciertas barreras marcadas por la ‘nueva normalidad’ que dificultan su accesibilidad e inclusión en la sociedad actual. El principal obstáculo se encuentra en la ya famosa distancia de seguridad que todos debemos cumplir para evitar la propagación del coronavirus, puesto que la discapacidad visual imposibilita en muchos casos cumplir las distancias establecidas. Para facilitar su accesibilidad y contribuir a la protección de este colectivo, debemos procurar advertir verbalmente ante posibles riesgos, mantener la distancia de seguridad y garantizar el distanciamiento físico con personas que padecen discapacidad visual.
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