De unos meses a esta parte, el estado de la hucha de las pensiones en nuestro país se ha difundido ampliamente llegando a conocimiento masivo de la población. Se ha creado así cierta alarma social sobre el cobro futuro de la prestación que, en parte, ha tratado de ser amortiguado por el Gobierno, primero asegurando que las pensiones públicas están garantizadas y después apuntando al ahorro privado como complemento necesario para mantener el nivel de bienestar futuro.
La última de las medidas es la aprobación del nuevo reglamento de planes de pensiones que abre la puerta a dotar de liquidez a estos productos de ahorro a largo plazo a partir de los 10 años. Concretamente será a partir de 2025 cuando los partícipes podrán recuperar la totalidad de las aportaciones realizadas a con anterioridad a 2015. A este respecto, hay quienes afirman que la medida supondrá un espaldarazo para la contratación de estos productos por parte del colectivo más joven y por tanto la valoran positivamente. De otro lado, están quienes temen que podría provocar una fuga de capitales a partir de 2025 que la patronal Inverco cifra en 40.000 millones. Pero en lo que todos los expertos coinciden es que la medida no ataja el reto de ahorro privado que tiene este país y apuntan a una mejora de la fiscalidad, principalmente en el momento de la percepción, como verdadero impulso al ahorro privado.
Pero el déficit estructural del Sistema de Pensiones es una realidad admitida por parte de las autoridades competentes, que señalan las causas del mismo y, junto con la sociedad, pide reformas profundas inmediatas. El último informe del Banco de España venía a aportar datos al debate y posibles indicaciones para el diseño del futuro modelo.
Entre estas indicaciones el organismo regulador insiste en facilitar a la población la información necesaria, en un ejercicio de transparencia, para facilitar a las familias y a los individuos la toma de decisiones en referencia al ahorro privado.
Desde este blog venimos subrayando la necesidad de un cambio cultural en nuestra sociedad, en la que la formación financiera debería ser una herramienta básica, la planificación privada y familiar una necesidad imperiosa, y el ahorro previsión completamente necesario en pocos años.
Una vez más, con el permiso de nuestros lectores, nos gustaría repasar cuáles son los factores que causan la inestabilidad del sistema y han provocado un cambio de modelo, aún por definir.
- El desplome de la natalidad. Desde muchas fuentes reputadas se ha venido insistiendo en que en España nos encontramos ante un problema demográfico básicamente. Tenemos muy pocos nacimientos, muy pocos. En 30 años perderemos 7 millones de población total. La cuestión clave en este punto es el relevo demográfico intergeneracional, a todas luces insuficiente en España con la tasa de natalidad por los suelos. (Fuente INE)
- Simultáneamente, la esperanza de vida de la población transforma completamente el perfil de nuestra sociedad. En el 34% de la población será mayor de 65 años en 2050. Y será un segmento poblacional que bien puede estar los siguientes 20 años cobrando del Estado. Es decir, se prolonga el tiempo de cobro de la prestación. (FUENTE Diario Expansión)
- Estos factores están muy vinculados a la proporción de trabajadores activos por personas jubiladas. En España por cada 148 personas sin trabajar, hay 100 trabajando, es decir, una tasa de 1.48, mientras que la tasa óptima se sitúa en el 2.5. (Fuente Diario Cinco Días).
- La tasa de sustitución de la pensión de jubilación en Europa se sitúa en 41.3%, mientras que la española es del 82%, la más alta del continente. Si bien se ha iniciado ya el proceso, es vital robustecer el mecanismo de ajuste a la baja de esta tasa de sustitución (Fuente Banco de España)
Preocupa el futuro de las pensiones y la oportunidad de las medidas que se tomen. Mientras se concretan, muchos trabajadores se hacen la misma pregunta: ¿Cuándo comenzar a ahorrar? ¿Cuál es la mejor inversión para la jubilación? ¿Cómo será mi pensión?
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