Cuando llega una situación de dependencia, es esencial encontrar información sobre las principales ayudas que existen para aliviar la problemática a la que nos enfrentamos, nosotros mismos o nuestros seres queridos. En este post, te explicamos algunas de las ayudas públicas a la dependencia y hablamos sobre los cuidadores no profesionales en España.
No siempre es sencillo encontrar esta información de manera clara y accesible, y existen diferencias de acceso entre comunidades autónomas, así como necesidad de realizar diversos trámites y amplias listas de espera.
Lo ideal es ser previsores, tener en cuenta que existen muchas posibilidades de llegar a padecer una situación de dependencia y contar con un respaldo preparado con anterioridad. Y, en cualquier caso, comenzar con los trámites lo antes posible para iniciar la valoración del grado de dependencia, que depende de las Comunidades Autónomas, y la solicitud de las ayudas correspondientes, que se debe realizar en el municipio de residencia de la persona dependiente.
¿Qué ayudas públicas a la dependencia existen?
Recientemente se han establecido unas cuantías mínimas mensuales con carácter general para las prestaciones económicas:
- Grado I, 100€.
- Grado II, 200€.
- Grado III, 300€.
Las ayudas públicas dependen principalmente del grado de dependencia de la persona afectada, tanto en importe como, en su caso, en horas de asistencia. Aunque pueden variar en función de la Comunidad Autónoma, estas son algunas generalidades en lo que respecta a las prestaciones económicas:
- Cuidados en el entorno familiar: Hasta 180€ para el grado I, hasta 315€ para el II, y hasta 455€ para el grado III.
- Residencias y centros de día: Se trata de prestaciones diferenciadas por concepto e importes máximo, suponiendo entre 313€ y 445€ para el grado I, entre 445 y 747€ para el II y 747€ para el grado III.
- Asistencia personal: Hace referencia a la ayuda para realizar la vida de la manera más autónoma posible desarrollando actividades profesionales, culturales, deportivas, etcétera. Las cuantías máximas ascienden a 313€ para el grado I de dependencia y 747 para los II y III.
Y en lo que respecta a las ayudas de asistencia domiciliaria:
- Para el grado I, entre 20 y 37 horas mensuales.
- Para el II, entre 38 y 64.
- Grado III, de 65 a 94.
¿Qué son los cuidadores no profesionales?
En muchos casos, y por distintas razones (económicas, familiares, tradición…), el cuidado de la persona dependiente recae en el entorno familiar. La Ley delimita la figura del cuidador no profesional dentro de los cónyuges, parejas de hecho y familiares hasta cuarto grado y personas de su entorno en disposición de prestar los cuidados. En los grados II y III, además, es necesaria la convivencia con la persona dependiente. Asimismo, se posibilita que las personas dependientes sean atendidas por cuidadores no profesionales en caso de emergencias, como desastres naturales o pandemias.
En estos casos, y siguiendo una serie de requisitos, se puede solicitar la prestación de cuidados en el entorno familiar, sujeta a los importes descritos en el apartado anterior (entre 180 y 455€).
Además, estos cuidadores tienen la posibilidad de inscribirse en un convenio especial, que implica estar en situación asimilada al alta en el Régimen General de la Seguridad Social. Sin embargo, este convenio no contempla las prestaciones por baja laboral ni desempleo.
Más allá de las definiciones y la teoría, la realidad es que en España hay alrededor de 85.000 personas dadas de alta en el convenio de cuidadores no profesionales de dependencia, un 88% son mujeres. En muchos casos, estas personas se ven impedidas para realizar otro tipo de actividad profesional o disfrutar de tiempo libre, entre otros.
Este es el ejemplo más claro y dramático de cómo una situación de dependencia puede suponer un auténtico drama para las familias. No sólo hablamos de la persona afectada, sino que la problemática se extiende a sus seres queridos. Y tampoco se trata de una limitación meramente económica; en muchos casos en los que no se ha tenido en cuenta un plan de acción con carácter previo, el amor y el sentido de la obligación llevan a asumir la responsabilidad al completo.
No nos engañemos: la propia definición de la dependencia y las perspectivas demográficas apuntan a que pocas personas se van a librar de padecerla a lo largo de la vida, de un modo u otro. Y existen herramientas que ayudan de verdad a amortiguar el golpe.
¿Qué es un seguro de Dependencia?
Un seguro de Dependencia es uno de esos instrumentos que hace más accesible contar con un respaldo llegado el momento, especialmente si hablamos de dependencia severa o gran dependencia. Son grados que cuentan con una mayor limitación de la autonomía de las personas y en los que es imprescindible contar con un apoyo extra.
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