La mejor forma para llevar a cabo cualquier propósito es marcarse un objetivo. Y ahorrar no es una excepción. Tener siempre presente la razón por la que estamos optando por no gastar, por cambiar nuestros hábitos de gasto y por privarnos de una recompensa inmediata nos permitirá seguir adelante y alcanzar nuestra meta.
El primer paso es marcarla. Podemos estar ahorrando para crearnos un colchón de emergencia, para la entrada de una hipoteca, las vacaciones o para comprarnos un coche. Si tenemos claro que merece la pena, la siguiente decisión a tomar es definir el tiempo y la cantidad periódica que apartaremos. Para esto podemos utilizar calculadoras de ahorro o incluso apps para el teléfono móvil, de modo que podamos seguir el progreso, algo esencial para mantenernos motivados.
Aunque la idea es sencilla y pueda parecer que con ponerlo por escrito basta, conviene tener en cuenta los siguientes consejos:
· Metas realistas: Muchos planes fallan por no marcarse metas realistas. Es importante que el plan no sea demasiado ambicioso y no nos deje con la sensación de no tener dinero. De lo contrario, la tentación de romperlo será cada vez mayor. Una buena idea para evitarlo consiste en crear un pequeño fondo de recompensa para darnos un homenaje cuando la tentación sea demasiado fuerte, pero sin tocar los ahorros.
· Hacerlo: Cuanto antes comencemos y lo convirtamos en hábito, mejor funcionará. Si tenemos la posibilidad de automatizar la transferencia a la cuenta de ahorro, será aún mejor.
· Regular los gastos: Desarrollar la mentalidad del ahorrador para ir adaptando nuestro estilo de vida a la tarea del ahorro y así facilitar alcanzar la meta que nos hemos propuesto. Una vez más, lo importante no es tanto la cantidad que apartemos como el hábito que desarrollemos y la capacidad para ir aumentando esta cantidad poco a poco hasta alcanzar nuestras metas.
Vía | US Trust
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