null Cuidados necesarios para personas dependientes

Cuidados necesarios para personas dependientes

Se entiende por personas dependientes a aquellas que no pueden realizar las actividades de la vida cotidiana sin la ayuda o concurso de otras. No tienen, por tanto, suficiente autonomía como para asearse, hacer la comida o limpiar la casa, por ejemplo. El “Libro Blanco de la Dependencia”, las define como “personas que, por razones ligadas a la falta o la pérdida de autonomía física, psíquica o intelectual, tienen necesidad de asistencia o ayudas importantes a fin de realizar los actos corrientes de la vida diaria y, de modo particular, los referentes al cuidado personal”. La dependencia puede surgir a causa de enfermedades como el Alzheimer, la edad, un accidente, la evolución de una discapacidad, etc.

No todas estas personas tienen el mismo grado de dependencia, por lo que cada caso es diferente. Los cuidados que necesitan las personas dependientes son tan variados como cada una de ellas. No puede generalizarse por existir un gran abanico de situaciones. Lo importante es que se les deje actuar hasta donde puedan. En ocasiones es conveniente iniciarles la acción para que ellos la terminen, por ejemplo, ayudarles a coger el alimento con la cuchara para que la lleven hasta la boca.

Las necesidades de las personas dependientes van mucho más allá de las físicas. Hay que mantener en activo su mente y no descuidar su estado emocional. El cariño se percibe hasta en los estadios más precarios de ciertas enfermedades. El trato debe ser siempre digno y respetuoso. Las mejores terapias son las de tipo afectivo como las caricias. También la musicoterapia da unos resultados excelentes. Hay personas mayores con demencia que cobran un ánimo extraordinario simplemente cuando escuchan canciones de su época.

Aunque la sociedad presta servicios imprescindibles a través de las instituciones públicas -ayudas monetarias, ayudas a domicilio, servicios de tele-asistencia, centros de día y de noche, y atención residencial- lo cierto es que, en la mayoría de los casos, son los familiares los que se encargan de su cuidado. De este modo, el peso de la responsabilidad suele recaer sobre el cuidador o cuidadora. Este familiar dedica la mayor parte de su tiempo a la persona con dependencia. Por otro lado, suele perder su trabajo y a sus amistades por falta de tiempo con el consiguiente aislamiento social.

A pesar de todo, no hay que desanimarse. Con una buena planificación del tiempo, la preparación necesaria, la adaptación del hogar, la adquisición de los accesorios necesarios y la atención personal, pueden superarse, en parte, las dificultades. De vez en cuando es conveniente dedicar tiempo al ejercicio físico, a descansar y a divertirse para tomar fuerzas y poder continuar con esa labor tan importante, altruista y gratificante como es el cuidado de un familiar.

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