Se acabaron los días de vacaciones para los más pequeños del hogar. La vuelta al curso académico está a la vuelta de la esquina y, con ello, tendremos que recuperar las costumbres que durante las vacaciones se perdieron. Entre ellas, hablamos de los hábitos de comer y dormir, además de hábitos de estudios en función de la edad del niño. Pero ¿cómo fomentar estas buenas rutinas?
La familia es uno de los motores más importantes en el desarrollo integral de los niños. Muchos de los hábitos adquiridos desde este ámbito acompañarán a las personas a lo largo de toda su vida. Por ello, la primera de las recomendaciones es que cuanto más temprano le enseñes hábitos a tu hijo, más éxito podrás cosechar con el afianzamiento de estos o, por el contrario, más tiempo tendrás de reformular los hábitos.
Hay un factor clave en función de los hábitos que irá adquiriendo nuestro hijo: su edad. Así pues, cuando los niños son bebés o tienen un par de años, sus hábitos se reducirán a sus necesidades más básicas como comer o dormir. Según el pequeño del hogar vaya creciendo, irán aumentando también sus responsabilidades escolares por lo que tendremos que esforzarnos en crear un buen hábito de estudio.
Hábitos y rutinas diarias en niños pequeños y bebés
Como decíamos anteriormente, desde que los niños son bebés ellos mismos se establecerán unos ciertos hábitos. Por ejemplo, respecto a la comida los bebés necesitarán, al inicio, sus propios tiempos, pero una vez que deje la lactancia o comience a consumir comidas más sólidas es cuando debemos comenzar a generar un hábito con horarios estables. Vemos estas actividades más en profundidad:
- A la hora de la comida es recomendable mantener siempre los mismos horarios, incluso estando de vacaciones. Es fundamental pensar no solo en la comida del mediodía, sino también del desayuno y la cena, así como en las pequeñas comidas de entre el día como el almuerzo o la merienda. Cuando son bebés, debemos tener una mayor flexibilidad ya que será él quien lo pida.
- El momento del baño también debe seguir siempre su misma rutina. Lo recomendable es bañar a nuestro hijo antes de dormir ya que asociaremos el momento del baño a un momento de relajación y previo al descanso. Además, este hábito, a esta hora, les marcará el “final del día”.
- Hábitos en cuanto a la higiene. No solo tendremos que crear un buen hábito en cuanto al momento del baño, sino también sobre la higiene en general. Un ejemplo claro es adquirir el hábito de lavarse los dientes a la misma hora, coincidiendo después de las comidas principalmente.
A partir de los 6-7 años: cómo crear un buen hábito de estudio
Un cambio fundamental en la vida de nuestro hijo será el paso al colegio y, sobre todo, según vaya avanzando de curso. Será entonces cuando, prácticamente por primera vez, el niño tendrá que asumir cierta responsabilidad y hacer frente a un volumen mayor de deberes y exámenes. Si llegado este momento, el niño no tiene unos buenos hábitos de estudio, será más fácil que fracase académicamente. Pero ¿cómo enseñarle buenas rutinas escolares?
- Prepara una zona de estudio y lo recomendable es que se trate de una mesa “independiente”, es decir, que no comparta otros momentos ahí sentado como puede ser la mesa donde se siente a comer. Tendrá que ser un lugar lo suficientemente amplio para que pueda disponer de sus libros, apuntes o incluso el ordenador, sobre todo en caso de tener que estudiar desde casa, como hemos vivido durante la cuarentena por coronavirus.
- ¿Cuál es el mejor momento para estudiar? Se recomienda que los niños hagan sus deberes escolares antes de comenzar su tiempo de ocio. Si ocurre lo contrario, pueden ver el estudio como una especie de “castigo” que interrumpe su momento de diversión.
- En caso, como veníamos diciendo, de tener que estudiar desde casa, lo más recomendable es que continúen con su rutina habitual desde el inicio: levantarse a la misma hora como si fueran al colegio, desayunar, asesarse y vestirse, para después sentarse tal y como harían en su aula.
- Otro consejo para asentar un buen hábito de estudio pasa por la motivación por parte de los padres. Durante sus primeros años escolares, el niño se dará cuenta de que el profesor “le premia” con palabras agradables por ser constante y disciplinado. Lo recomendable es que los padres se comuniquen con su hijo, motivándolo a seguir esforzándose en caso positivo, o teniendo una conversación con él para detectar posibles problemas de concentración.
- Tú eres su modelo a seguir. La imitación es una parte muy importante en el aprendizaje de los niños y estos harán todo lo que en su casa o ámbito familiar vean.
- Planificar su rutina semanal puede ser un “juego de adultos” para el niño que lo motive a seguir adelante. Aprovecha, por ejemplo, los domingos por la tarde para plantear una planificación que quede reflejada en una hoja o calendario y hazle partícipe. El niño se sentirá responsable, pero, sobre todo, protagonista de las acciones que tiene que hacer.
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