La prevención es la base de la Odontología actual, y es esencial evitar patologías orales desde las edades más tempranas. Por ello, es de vital importancia que la salud bucal esté arraigada en los padres para que les enseñen a sus hijos y les inculquen buenos hábitos.
Educar y establecer rutinas de higiene bucal es uno de los procesos más costosos en el aprendizaje de los niños. Bien por apatía a cepillarse los dientes o por descuido, es habitual que aparezcan algunas patologías. Las más destacables en los niños, sin duda, son las caries. Aparecen como una mancha blanca en el diente y este pierde brillo adquiriendo un color blanco tiza. Tal y como explican Ana González y Soraya Martín, alumnas de 5ª curso del Grado de Odontología de la Universidad de Salamanca, “si son detectadas a tiempo, son reversibles con la aplicación de flúor. Si el proceso carioso continúa, la mancha cambia de color blanco a amarillo, marrón y negro de manera progresiva, llegando a poder cavitarse el diente”.
Para prevenir esta desmineralización es imprescindible la higiene. Antes de la erupción de los dientes se recomienda usar dedales de silicona o gasas húmedas para lavar las encías de manera suave, indica González, a la vez, se acostumbra al niño a la manipulación de la boca.
Cuando aparecen los primeros dientes se deben lavar dos veces al día, tras el desayuno y tras la cena. También recomiendan que se usen cepillos dentales infantiles muy suaves y se cepille de manera circular. “Importante, solo con agua”.
Cuidado con la tercera muela
Se pasa a cepillar los dientes tres veces al día cuando erupcionan las muelas temporales. Hay que tener especial cuidado con la tercera muela que erupciona. “Muchos padres piensan que es una muela de leche más y, si ocurre algo, no atienden pensando que caerá. Pero no es cierto, es el primer molar definitivo. Una pieza imprescindible que erupciona alrededor de los seis años y guía a los demás dientes definitivos, y establece la oclusión”, advierte Martín.
La técnica de cepillado a partir de este momento es más precisa y será la definitiva. Según explican las expertas: se introduce el cepillo en los surcos entre encía y diente, con una inclinación de 45º respecto a la cara del diente. Se debe hacer un barrido desde este surco hasta acabar la superficie del diente y se acaba con movimientos circulares. “Todas las caras de cada diente deben seguir esta pauta y nunca debe desplazarse el cepillo horizontalmente. Además, es muy importante recordar a los niños que limpien la lengua y que se enjuaguen varias veces”.
Si los pequeños muestran apatía por el cepillado, se puede probar con el cepillo eléctrico. Deberá colocarse perpendicularmente al diente e irlo cambiando cara por cara. “Es imprescindible reforzar la higiene con cepillos interproximales o seda dental”, recuerdan, ya que el cepillo no llega a todas las caras del diente, solo a las más superficiales. Y “se usará antes de dormir entre las muelas”.
Por último, en lo relativo a las pastas dentales, ambas coinciden en que la marca no es importante, pero sí su composición. No debe ser abrasiva y debe contener flúor. “La cantidad de flúor variará según la edad, y también podrá ser modificada por el dentista si hay riesgo de caries. La concentración más indicada son 500 ppm (partes por millón)”, explican.
El uso del biberón
Existen carias llamadas “caries de biberón”, asociadas a la higiene deficiente tras las tomas. Su consecuencia más extrema, indica Soraya, es que pueden causar la pérdida de los dientes de leche, los cuales actúan como guía de erupción de los definitivos. La solución a estos problemas se basa en la prevención y un límite de uso del biberón de 12-18 meses.
Por otro lado, las malformaciones por poco desarrollo se evitan con una tetilla con orificio pequeño y su aplicación en posición horizontal. Es recomendable visitar al dentista para la detención de maloclusiones o caries de manera temprana.
El uso del chupete
El chupete produce malformaciones dentales reversibles antes de los tres años y con uso menor a seis horas diarias. Es cierto que en edades tempranas puede aliviar tanto la ansiedad como el dolor durante la erupción dentaria, pero de forma continuada dificulta la posición adecuada de los dientes definitivos en la arcada dental. También cabe destacar que el chupete “no se debe limpiar con la saliva de la madre, ya que así se expone la boca del niño a una flora bacteriana nueva de manera agresiva y puede ser patógena. Lo mismo se aplica a compartir cucharas o probar el biberón”, indica Ana.
La solución a los problemas causados por el chupete se da con la retirada de manera progresiva, vigilar que nunca sea sustituido por el dedo (debido a que no es estéril, se pueden causar heridas bucales y maloclusiones óseas que son irreversibles) y el uso de chupetes ortodónticos.
Escribe un comentario
Tu comentario será revisado por nuestros editores antes de ser publicado. Tu email nunca será publicado.