Expertos en el sector sanitario, pero también en el tecnológico, apuntan a la unión de ambos de cara al futuro. Surgen nuevos conceptos y términos como el conocido eHealth del que ya hemos hablado como revolución sanitaria en nuestro blog. Sin embargo, lo esencial dentro de esta aplicación de la tecnología a la medicina reside en los datos, un tesoro al que, en ocasiones, no prestamos especial atención.
Analizamos así la importancia del big data en el sector sanitario, así como de los desafíos a los que se enfrenta para llevar a cabo la llamada revolución de la medicina. Y es que, en la realidad, son miles los hospitales de todo el mundo que recogen datos en tiempo real pero sin procesar. Se trata de información de sus pacientes, evolución, historial clínico, etc., la cual se convierte en un verdadero tesoro a la hora de extraerla, interpretarla y tomar decisiones.
La cultura de medición en los hospitales
En primer lugar, la aplicación del big data beneficiará de forma directa a la investigación y al desarrollo biomédico. De esta forma, se evolucionará en la predicción de toxicidades, así como en el diseño de diagnósticos genómicos.
De forma más práctica, también tendrá repercusión en la toma de decisiones y en la sostenibilidad del sistema sanitario. Así pues, aunque la inversión sea superior, gracias al big data es posible medir los resultados en la salud de cada paciente, así como los costes, para aplicarlo en situaciones futuras.
El gran desafío del big data sanitario: la protección de los datos
La gestión segura de los datos es un requisito imprescindible para la correcta aplicación del big data a este sector. De hecho, tras la nueva normativa europea de protección de datos, conocida como GPDR, la cual entró en vigor el pasado 25 de mayo, la gestión segura de los datos se hace imprescindible en cualquier actividad o utilización masiva de los mismos.
Al respecto ha aumentado considerablemente el número de ataques de los piratas informáticos para obtener la información procedente de datos médicos. Es tal la tendencia que supera, incluso, el valor de los números de la tarjeta de crédito o la seguridad social. Uno de los últimos robos más sonados fue el que sufrió Singapur y por el cual se vieron afectados los perfiles de 1,6 millones de pacientes.
La falta de seguridad, los recursos financieros y la inexperiencia son las causas principales que llevan a la industria de la salud a caer en estas deficiencias de seguridad cibernética. El futuro se dirige hacia la aplicación del big data también en este sector al que, sin duda, aportará grandes ventajas. Adaptarse a este entorno cambiante y priorizar la seguridad, estabilidad y bienestar de los pacientes deberán ser las dos normas indispensables para superar estos desafíos iniciales.
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