En torno a los 30, uno ya tiene claras algunas cosas en la vida. Entre las más importantes está entender que la vida es larga, pero pasa deprisa, y que, por ello, necesitamos administrar bien el dinero que ganemos. Algunas de las decisiones financieras que conviene tener en cuenta a partir de esta edad pueden tener un gran impacto sobre nuestra calidad de vida posterior. Examinemos a continuación algunas de ellas.
- Comprar o alquilar: Atarse a una hipoteca a cambio de no pagar alquiler en la vejez o pagarlo por el resto de nuestros días. El momento en que elijamos una opción u otra y las razones para ello tienen que ser considerados con calma.
- Controlar nuestros gastos: Una vez pasada la edad de experimentar, somos capaces de pensar con la cabeza en qué invertir nuestro dinero. Llevar control sobre cuánto gastamos en comer fuera, salir o caprichos prescindibles puede liberar una cantidad regular de dinero insospechada para invertir en mejores empresas o simplemente ahorrar.
- Con quién compartir nuestra vida: Encontrar una pareja compatible y con la que seamos felices puede ser una de las mejores decisiones, no sólo personales sino también financieras. Evitar el golpe financiero (y emocional) del divorcio y ser capaces de hacer planes juntos garantizan la estabilidad futura
- Invertir en uno mismo: Probablemente ningún ahorro que podamos hacer hoy nos rentará tanto mañana como las inversiones en conocimiento y habilidades lo harán mañana. Aprender idiomas, oficios, enriquecernos culturalmente o ver más mundo resultarán en la apertura mental necesaria para entender mejor futuras oportunidades y no dejarlas pasar. Buscar formación financiera también será de gran utilidad. Y cuanto antes, mejor.
- Planificar presente y futuro: En lugar de obsesionarnos con apartar dinero, pensemos por un momento en cómo pagar nuestras deudas y desviar cantidades a organizar nuestra jubilación y posibles inversiones que nos ayuden a afrontarla.
Pero, probablemente el mejor consejo a tener en cuenta es cuidar nuestro tiempo, que es nuestra mayor riqueza. No perderlo en estupideces u operaciones costosas. Si pensamos en el tiempo como la medida de nuestra vida, no podemos permitirnos tirarlo a la ligera. Estar siempre atentos, haciendo algo interesante o provechoso será la mejor inversión que siempre podamos hacer.
Vía Forbes
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