Los Juegos de la XXXI Olimpiada, o lo que es lo mismo, los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro 2016 tendrán su pistoletazo de salida el próximo día 5 de agosto. Los meses precedentes han estado salpicados de escándalos políticos que tienen sumido el país en un momento de grave incertidumbre, además de la sombra de la duda planeando sobre las instalaciones construidas ex profeso para el evento deportivo. No olvidemos tampoco el supuesto doping de los atletas rusos y los vaivenes del COI al respecto. Pero sin duda alguna, lo que más ha ocupado la atención de los medios internacionales (así como de los atletas) ha sido la amenaza del virus Zika.
¿Cuál es la situación actual?
Esta semana el Hospital Vall d'Hebrón de Barcelona anunció que había tenido lugar el primer caso de un niño nacido con microcefalia, debido al virus Zika, en nuestro país. También se trata del primer caso en Europa.
Si todavía no sabes qué es el virus Zika, brevemente resumido, se trata de una enfermedad “consistente en fiebre, erupciones cutáneas, conjuntivitis, dolores musculares y articulares, malestar y cefaleas”; cuyos síntomas suelen ser leves y durar entre 2 y 7 días. La complicación del mismo es la posibilidad de que las madres infectadas transmitan al feto durante el embarazo la microcefalia y/o el síndrome de Guillain-Barré. La transmisión se produce esencialmente a través de la picadura del mosquito Aedes, aunque también existe la posibilidad de la transmisión sexual y se están valorando otras como las transfusiones sanguíneas.
¿Por qué se alerta a los asistentes?
Pese a haberse aislado por primera vez en el bosque de Zika, en Uganda, este virus se ha desarrollado con niveles de epidemia en Centroamérica y América del Sur, agravando las ya delicadas situaciones de salud pública en numerosos lugares. Además, hay que contar con que este virus se transmite a través de la picadura de un mosquito, insecto aficionado a lugares húmedos y poco higiénicos. Pues bien, la bahía de Guanabara, donde se realizarán algunos de los deportes acuáticos, está en continuo entredicho por lo contaminada que se encuentra por numerosos tipos de desechos.
Río de Janeiro no solo es una gigantesca ciudad de más de 12 millones de habitantes (contando su área metropolitana), sino que se encuentra en la región con mayores índices de contagio de la enfermedad: 157 habitantes contraen el Zika de cada 100.000.
Por lo tanto, muchas son las voces que se han alzado para alertar sobre la posibilidad de que la enorme afluencia de público y atletas de todos los países del mundo generen una pandemia global con una escala totalmente descontrolada. De hecho, más de 100 profesores universitarios del ámbito médico han firmado un documento de petición de que se pospongan los Juegos, debido al “innecesario riesgo” de contagio.
Sin embargo, la propia Organización Mundial de la Salud (OMS), así como el Gobierno brasileño y otras organizaciones internacionales han avalado el evento, quitándole importancia a la situación. Simplemente, consideran que el riesgo de contagio es bajo.
¿Evitarán las autoridades el contagio masivo?
El Comité Olímpico Español lanzó un documento con todas las recomendaciones para extremar la precaución y prevenir el contagio, tanto del virus Zika como de otras posibles enfermedades presentes en la región.
Sin embargo, las opiniones son tan dispares que es complicado llegar a una conclusión acertada, como ya ocurrió con la alarma por el Ébola. Por un lado las dudas acompañan a una organización que supuestamente velará por la salud de los asistentes. Por otro, todas las delegaciones nacionales velarán por la seguridad de sus atletas. Quizá, lo más relevante, la cuestión médica, es la que queda en entredicho: ¿es o no posible saber las consecuencias de un evento multitudinario en una región afectada por una epidemia?
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