A día de hoy, el auge de las diferentes redes sociales ha hecho posible el fácil acceso a éstas por parte de un amplio rango de personas, entre ellas padres y madres, que comparten sin ningún reparo fotos e información de sus hijos. O de otra forma, practican ‘sharenting’.
El ‘sharenting’, proviene de las palabras inglesas ‘share’ (compartir) y ‘parents’ (padres), y es un término de moda ya que revela las consecuencias que conllevan las acciones que realizan millones de usuarios en redes sociales.
La publicación de fotografías, vídeos y demás información por parte de los padres se realiza de manera inocente con el fin de que amigos y familiares con los que estén conectados en las redes puedan ver, compartir, dar a ‘me gusta’ o comentar. Sin embargo, esta práctica está realizada sin permiso expreso de los menores, debido a que la capacidad de interpretación y entendimiento de los niños es muy inferior a la de los adultos.
Según la periodista Nancy Jo Sales, citada en La Vanguardia, la identidad digital del 92% de los menores en Estados Unidos ha sido creada antes de que cumplan dos años de edad.
La identidad digital resulta un factor clave, ya que toda la información que permanece en la red es creada mucho antes de que los menores implicados sean responsables de lo que está presente en las redes sobre ellos. Como nos cuenta un artículo publicado por BBC, La Sociedad Nacional para la Prevención de la Crueldad contra los Niños indica que "cada vez que una foto o video es publicada, se crea una huella digital del niño que puede seguirlo en su vida adulta".
Tanto padres como familiares deben tener en cuenta el hecho de cómo podrán sentirse los menores en un futuro cuando se enfrenten a fotografías o vídeos que consideren privados y que pueden resultar factores desfavorables para su vida personal y laboral.
Además, el sharenting presenta otros peligros que pueden afectar tanto a padres como a menores a corto plazo, como son:
- Suplantación y fraudes. Distribuir información personal acerca de menores hace que la identidad y datos confidenciales sean accesibles, provocando suplantaciones de identidad y poniendo en riesgo la privacidad de estos.
- Geolocalización. Compartir fotografías o vídeos que incluyan símbolos identificativos, en localizaciones concretas o en tiempo real, pone en serio riesgo a los menores.
- Reputación. El contenido publicado puede tener consecuencias en el entorno social y escolar, llevando incluso al acoso.
- Vulnerabilidad. Los menores estarán expuestos a la red, en la que se encuentran personas que pueden utilizar los datos con fines delictivos.
El principal consejo es, directamente, evitar en su totalidad la publicación de fotografías, vídeo o información acerca de menores para evitar las diferentes consecuencias que conlleva. Sin embargo, si se considera oportuno continuar con esta práctica, es importante evitar compartir información que pueda tener como consecuencia los peligros mencionados.
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