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Retos en la gestión de la empresa familiar

Como avanza el estudio de Pwc  Same passion, different paths , las generaciones que se incorporan a la gestión de la empresa familiar no se parecen mucho a sus predecesores:  ni en sus expectativas ni en formación, principalmente. Pero sí les une el empeño y la ambición en el proyecto.

El reto de los directivos veteranos de la empresa familiar está, sin lugar a dudas, en conseguir transmitir el conocimiento práctico del sector y de la cultura de la empresa a los directivos de la familia que se incorporan. De tal manera que comprendan bien los mecanismos y las vías por las que ya se ha transcurrido. Las fortalezas de cada generación, como comentábamos en un post reciente sobre los profesionales que coinciden en los centros de trabajo, se ponen en juego en la empresa familiar como en ningún otro centro de trabajo en función de un objetivo común: la generación de oportunidades y el crecimiento sostenible.

¿Dónde vamos a estar dentro de 20 años?

Ésta es la pregunta clave que se realiza la nueva generación. Y es la pregunta que ya no se hacen sus padres. Son varios los aspectos que analizan:

  • ¿Tenemos una estrategia clara de crecimiento para la era digital? El 93% de los encuestados del mencionado estudio creen que su empresa no tiene aún ni estrategia, ni ruta de trabajo para abordar la transformación digital e incorporarla con un activo. En este sentido, subirse a la ola de la disrupción digital y tecnológica se convierte en uno de sus objetivos prioritarios. Y también en uno de los motivos de roce habitual, ya que normalmente lo intentan conseguir a mayor velocidad de la que la empresa y los directivos mayores pueden comprender.
  • ¿Invertimos suficiente en innovación? Para el 82% de los entrevistados, el I+D es la pieza clave del crecimiento, la fortaleza que sustenta la empresa. Y los datos son duros: el 15% de los más jóvenes cree que la empresa familiar no es capaz de establecer un plan de inversión en innovación
  • Ampliar las opciones de financiación. Es el tercero de los temas candentes. Tradicionalmente las empresas familiares se han basado en los recursos propios o en el crédito bancario (el banco como partner) para satisfacer sus flujos de capital. Claramente ni el escenario ni el rol bancario son los mismos a comienzos del siglo XXI.

No todas las empresas consiguen la respuesta a estas preguntas. No todas alcanzan sus metas de crecimiento. Pero los nuevos equipos directivos, formados por generaciones mixtas, han recobrado su confianza en el futuro. El 69% de las empresas familiares aumentó su facturación en 2016, según el VI Barómetro de la Empresa Familiar de KPMG y el Instituto de la Empresa Familiar. Y el 80% espera mantenerlo la situación de bonanza en 2018. El tejido empresarial familiar tiene músculo y razones para el optimismo.

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