La actualidad manda más que nunca y la situación de la industria del azúcar se encuentra en entredicho. La obesidad es uno de los grandes males del siglo XXI y grandes compañías como Pepsi y Coca Cola se han encontrado en las portadas de los periódicos por, supuestamente, hacer lobby para tapar los efectos negativos del azúcar en la salud.
La preocupación por una vida sana es una tendencia en aumento y, en lo que se refiere a nuestros hijos, miramos siempre con lupa los ingredientes de todos los alimentos que compramos para ellos. Pero, ¿sabemos con detalle qué clase de azúcares les estamos dando?
Todo comienza de la manera más sencilla: bollería industrial para el desayuno, una bebida carbonatada para merendar, alguna pizza o hamburguesa en la cena… El ritmo frenético del día a día hace que no nos fijemos con detenimiento en la cantidad de calorías vacías que no sólo ingerimos nosotros, sino que damos sin querer a los más pequeños.
Recientes estudios afirman que en España se consume ya una media de 94 gramos de azúcar por persona al día, lo que supone el doble de la cantidad máxima recomendada por la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Numerosas instituciones, como la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU), velan cada vez más por el control de lo que comemos en nuestro país. Una de las últimas iniciativas de esta organización ha sido la campaña "Menos azúcar, más sano", una iniciativa que busca reducir las cantidades de azúcar en nuestra dieta, alertando de que el 43% de los niños españoles padece ya sobrepeso en algún grado, así como que los fabricantes declaren la cantidad de azúcares añadidos en sus productos.
¿Sabemos identificar los azúcares de nuestra cesta de la compra?
Según Ileana Izverniceanu, portavoz de la OCU, "la Administración debe adoptar normas de obligado cumplimiento ante este elevado porcentaje de obesidad infantil en España, no controles de autorregulación”.
Productos como las galletas, el kétchup, la bollería, los refrescos o la comida precocinada, son consumidos en su mayoría por los más pequeños sin que aparezca ningún tipo de información nutricional o aval científico de sus calorías y azúcares. Ya que se trata de productos con "una excesiva presencia de azúcar" y por tanto poco saludables, que además de tener un alto contenido calórico, afectan a nuestra salud dental. Y en otros casos esa información aparece bajo unas siglas ininteligibles para el consumidor ‘de a pie’.
¿Qué pueden comer mis hijos en el colegio?
¿Consumen nuestros hijos este edulcorante en el colegio?Los catering de los comedores escolares han estado siempre en el punto de mira de las asociaciones de padres y madres. No obstante, en el boletín oficial del Estado de 6 de julio de 2011, en el artículo 40 sobre Medidas especiales dirigidas al ámbito escolar, ya se prohibió que se vendieran en centros escolares alimentos y bebidas con alto contenido de azúcares (así como altos contenidos de ácidos grasos y/o de sal).
Los datos son claros, el 80% de los niños obesos o con sobrepeso lo serán también de mayores, teniendo más riesgo de desarrollar cardiopatías, diabetes y otras enfermedades relacionadas con el exceso de peso. Si no se ataja el problema, en el futuro tendremos adultos enfermos con el correspondiente coste para la sanidad que esto supone.
Sin embargo, no podemos negar que la alimentación es sólo uno de los pilares de la salud para los más pequeños de la casa. Por eso, queremos compartir con vosotros las claves para “vencer la batalla” al azúcar y a la obesidad infantil en casa y en la escuela:
- Hacer cinco comidas al día. El desayuno debe ser fuerte y saludable; el cerebro funciona con glucosa, así que si un niño no ha tomado la suficiente cantidad, no rendirá bien en el colegio. La avena es un buen sustituto para los cereales industriales, que están cargados de azúcares.
- Educación en familia. Hay que enseñarles que se pueden tomar una hamburguesa o una pizza sana, pudiéndola hacer en casa, o hacerles comidas a base de verduras que resulten atractivas para ellos. Crear la rutina de comer juntos y mostrarles que los adultos también renuncian a cosas que les gustan es clave para su educación alimenticia.
- Ejercicio físico diario. Es recomendable que un niño haga unos 60 minutos de ejercicio aeróbico al día. Además de la Educación física que practican en el colegio, pueden hacer ejercicio de forma divertida, por ejemplo con juegos en la calle con sus amigos, o con actividades extraescolares que le gusten.
- Mantener una dieta variada, rica en verduras y frutas, hidratos de carbono (legumbres, pasta, pan...), algo de grasas saludables (leche, yogures, aceites…) y proteínas (pescado, carne, huevos...).
Y tú, ¿crees que tu hijo toma demasiados dulces o alimentos azucarados? ¿Toma algunos de ellos en el colegio? ¡Danos tu opinión en los comentarios! Y si te gusta nuestro blog, no olvides suscribirte.
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