Hace tan solo unos meses se despejaba la gran incógnita que tenía expectante a medio continente, la votación británica para la salida de la Unión Europea, que terminó con un 51’9% de votos a favor. La ajustada victoria del Brexit ha suscitado expectación ante un futuro no muy lejano que se presenta incierto, generando dudas ante las medidas a tomar en los próximos años.
Recientemente, comentábamos la situación de los enfermeros y médicos españoles residentes en Reino Unido y la incertidumbre ante los efectos que puede ocasionar esta salida, como la posible pérdida del derecho a la libre circulación, la imposibilidad de convalidar los títulos académicos o la cotización laboral. Y es que se han contabilizado 130.000 profesionales sanitarios procedentes de países de la UE, que suponen alrededor del 10% de sus médicos y más del 4% de sus enfermeras.. Cifras que ya alertan a su NHS (Sistema Nacional de Salud) que se ve preocupado por la salida del país de sus profesionales comunitarios, y que además lucha con la creciente demanda de la asistencia, el envejecimiento de la población y un déficit de casi 3.000 millones de euros.
La promesa de los fondos para el NHS
Pero la polémica no cesa y la campaña del SÍ se tambalea ante las recientes declaraciones de sus defensores, dando lugar a un sistema sanitario que se presenta como uno de los escenarios más afectados por el referéndum.
Durante la pasada cumbre del G-20 celebrada en China, Teresa May, primera ministra británica, desmintió la posibilidad de cumplir con una de las propuestas clave para la sanidad británica, la destinación de 350 millones de libras (unos 400 millones de euros) semanales al NHS. Hecho que ya negó Nigel Farage, uno de los impulsores de la campaña a favor del Brexit y líder del partido Ukip, en el mismo día en el que se conocieron los resultados, negando poder recaudar la cantidad prometida.
Esto ha levantado multitudinarias críticas en el sector de la salud, pues durante la campaña previa a las votaciones, se colocó publicidad en los autobuses de todo el país donde se incitaba a los ciudadanos a votar por el SÍ con el siguiente slogan:
“Mandamos a la Unión Europea 350 millones de libras a la semana; financiemos el NHS en su lugar. Tomemos de nuevo el control”
Posibles problemas para el NHS
Tras una encuesta realizada por Peer 60 a los directivos de los hospitales públicos británicos, analizamos los efectos más temidos por el sector sanitario tras el Brexit:
- Financiación. El mayor temor de los profesionales británicos es la destinación económica al sistema de salud, afirmando que la salida de la Unión Europea tendrá efectos negativos en los fondos del NHS.
- Retraso de la aplicación de soluciones tecnológicas. Otra de las preocupaciones del sector, es la que concierne a la pérdida de financiación, traducida en un retraso de la aplicación de las nuevas tecnologías sanitarias o un parón en los proyectos de investigación puestos en marcha en la actualidad.
- Pérdida de personal. La encuesta concluyó con que los líderes del sector sanitario británico miran con preocupación las plantillas de los hospitales, que se verán afectadas dado el gran número de trabajadores procedentes de otros países europeos.
La salida de la UE trae, otra circunstancia a tener en cuenta por el gobierno de Teresa May, ya que salvo cambio de última hora, sus nacionales perderán el derecho a ser atendidos sin cargo directo en el resto de países de la UE. Una asistencia por la que el Gobierno de Londres paga unos 857 millones de euros, siendo España el primer país receptor con casi 285 millones de euros. Una medida que puede poner en riesgo a los más de 750.000 jubilados británicos residentes en nuestro país.
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