Desde el blog de PSN nos hemos propuesto acercarte conceptos que habitualmente manejamos las compañías aseguradoras haciéndolos más sencillos y accesibles. De esta manera, te ayudamos a estar informado al detalle. Comentábamos hace unos meses abordando conceptos básicos sobre ahorro e inversión que todo proceso de inversión sano “tiene que tener una previsión de un rendimiento aceptable, una medición de un riesgo acorde con el rendimiento esperado y una dosis de paciencia que permita madurar el proceso de inversión”.
Nos gustaría abordar aquí la variable del riesgo. En un entorno financiero, decimos que el riesgo se da cuando hay una probabilidad conocida y medida de que ocurran resultados diversos. Los conocemos y nos adelantamos contratando el producto de ahorro que más se adapte a nuestra previsión.
De esta manera, cuando nos decidimos a contratar un producto de ahorro-inversión, podemos hablar de que hemos de contemplar tres grandes riesgos:
Ahorro insuficiente
Planificar el ahorro con cuantías insuficientes nos pone en riesgo de obtener, al final de la vida laboral, una cantidad de dinero escasa para cubrir sus necesidades esperadas. Esta pérdida no se valora únicamente desde un punto de vista financiero, también es una pérdida de tipo social: se traduce en merma de calidad de vida esperada, de necesidades no cubiertas.
La cualidad de este tipo de riesgo es que depende únicamente del tomador y se soluciona con medidas de previsión. Las principales medidas son dos:
- El momento en el que comenzamos a ahorrar.
- Conseguir un ahorro sistemático. Aunque la cuantía sea baja, la recurrencia crea siempre valor. Como recomienda UNESPA, la Patronal del Seguro, “el ahorro sistemático permite construir rentas futuras incluso elevadas con aportaciones relativamente pequeñas”
Cuando en nuestra inversión, lo que prima es el mantenimiento de la cantidad aportada, solemos optar por productos como los depósitos. Son los productos más populares. También, los más sencillos y conservadores. Sin embargo, en una situación en la que los tipos de interés se encuentran de niveles de 0% lo que esta opción nos garantiza… es un rendimiento nulo.
Falta de rentabilidad
Suele ser el factor al que más atención prestamos, pero no siempre debe ser así. Es casi común pensar que el mayor riesgo a la hora de contratar un vehículo de ahorro es su rentabilidad, su retorno. De manera muy rápida diremos que es un factor poco controlable ya que dependen en gran parte de múltiples factores de mercado que conocemos como “riesgo financiero”.
Cuando primamos, en el marco de nuestra planificación financiera personal o familiar, el riesgo rentabilidad sobre otros riesgos nuestra opción será contratar fondos. También hay otro tipo de productos, como el Unit Linked de PSN, que se adaptan completamente a la actual situación de mercado: un seguro de Vida asociado a fondos de inversión.
Exceso de longevidad
No es ya una sorpresa para nadie que la longevidad más que un riesgo se ha convertido en una variable esperada. El aumento de la esperanza de vida es uno de los grandes fenómenos de nuestra sociedad y ha transformado completamente el escenario del ahorro.
La longevidad como riesgo va vinculado al ahorro y a la planificación financiera inicial. Una persona que comenzó a ahorrar hace 21 años esperando vivir 13 años una vez jubilado, se puede encontrar viviendo 10 años más de lo previsto, con la consiguiente falta de recursos.
Llegados a este punto, es la propia UNESPA la que pone en valor la mutualización: “si un cliente sobrevive más tiempo del esperado, eso será porque otro, desgraciadamente, lo hará en menor medida. Ambos se compensan, y esa compensación es la que permite al seguro de vida garantizar una renta vitalicia, esto es, devolver al ahorrador lo que ahorró en forma de pagos periódicos que no se extinguirán mientras viva”.
Y desde PSN destacamos en este punto, hablando de productos de ahorro, que la contratación de un Seguro de Vida Ahorro sí puede garantizar una determinada rentabilidad durante un largo plazo. Por ello continúa siendo un producto válido, un producto adaptado a los tiempos, y lo más parecido posible a una pensión de jubilación.
Tal y como está la situación en revisión del Sistema Público de Pensiones no es nada desdeñable como opción.
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