null Cuando debes acudir a urgencias (y cuándo no)

Vivimos en una sociedad acelerada e impulsada por estímulos externos, en la que buscamos la inmediatez y la satisfacción de nuestros deseos y peticiones. Ante cualquier dolencia física y preocupación, acudir a nuestro médico de cabecera tiende a ser lo normal. Sin embargo, la necesidad de obtener una respuesta inmediata por parte de servicios sanitarios ante afecciones que no son consideradas de gravedad tiene como consecuencia, en muchas ocasiones, la saturación de los servicios de urgencias. Ante esta situación, es conveniente conocer realmente cuando debemos acudir a urgencias y cuando debemos hacerlo en los servicios médicos ordinarios.

Pese a que el Barómetro Sanitario de 2018 del Sistema Nacional de Salud indica que el 77,5% de los españoles consideran que fueron “bien” o “muy bien” atendidos por los servicios de urgencias, la masificación de las urgencias hospitalarias se postula como el principal problema que debe ser examinado. Largas listas de espera, profesionales sanitarios desbordados y servicios sobrecargados. ¿Cómo podemos abordar el problema?

Esta situación puede ser analizada desde dos perspectivas distintas. Primero, desde el punto de vista meramente sanitario, una de las razones por las que se producen las masificaciones en centros sanitarios y hospitalarios de urgencias se debe a la falta de personal sanitario en la atención primaria. Si un paciente requiere de atención sanitaria y obtiene cita para su médico de cabecera en un plazo mayor del que requiere la magnitud de su dolencia, acabará decantándose por los servicios de urgencias. De esta manera, las largas listas de espera de las visitas a especialistas y médicos de familia, como consecuencia de los recortes presupuestarios sanitarios, son una de las causas de la masificación de las urgencias.

Por otro lado, los pacientes deben ser conscientes de que el uso responsable del servicio de urgencias beneficia a todos. Saber apreciar y valorar los niveles de gravedad de una enfermedad o lesión permite optimizar la toma de decisiones a la hora de obtener atención médica. Para contribuir en la educación sanitaria y ayudar a los pacientes a gestionar racionalmente los problemas de salud diversas autoridades gubernamentales comparten la información necesaria para conocer a qué recurso sanitario acudir, dependiendo de la situación de cada paciente.

Cuando acudir a urgencias hospitalarias

  • Dolor intenso o presión en el tórax o el pecho.
  • Pérdida abundante de sangre.
  • Sospecha de fractura ósea.
  • Reacción alérgica grave.
  • Mareos, pérdida de conocimiento o confusión.
  • Accidentes o traumatismos.
  • Asfixia o dificultad para respirar.

Cuando acudir a urgencias de tu centro de salud

  • Fiebre.
  • Herida profunda.
  • Dificultad para respirar.
  • Quemaduras severas.
  • Reacción alérgica leve o intoxicación.
  • Dolor que no cede con analgésicos.

Cuando acudir al médico de cabecera

  • Resfriados.
  • Angustia o depresión.
  • Dolor persistente.
  • Curas e inyecciones.
  • Control y monitorización de enfermedades crónicas.
  • Solicitar partes, recetas…

Para realizar un uso responsable del servicio de urgencias y mejorar la asistencia sanitaria, es importante saber reconocer los niveles de gravedad de las afecciones para determinar si realmente suponen urgencias y pueden poner en riesgo la vida.

En caso de ser testigos de una situación que pone en peligro la vida de otra persona, como por ejemplo en sospechas de parada cardiorrespiratoria o pérdida de conocimiento, se debe llamar al teléfono de emergencia 112 para reclamar atención sanitaria de emergencia.

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