null Cómo elegir un seguro de vida

Cómo elegir un seguro de vida

Ante la variada oferta del mercado, conviene tener en cuenta una serie de requisitos y algunos consejos acercan de cómo contratar el seguro de vida que más nos convenga. De ello dependerá nuestra tranquilidad y la verdadera utilidad del seguro.

 

 

 

En primer lugar, habremos de calcular la prima más adecuada a la situación de nuestra familia. La cantidad de la prima está directamente relacionada con la cuota a pagar. Hemos de tener en cuenta los gastos en vivienda, comida y ropa, así como posibles gastos fijos en el futuro, como la educación universitaria de los hijos. A esto podemos descontarle los ingresos de nuestra pareja y las rentas o el valor de otros activos financieros de los que dispongamos. Es recomendable contratar una prima entre seis y diez veces la cantidad que obtengamos.

 

 

 

El siguiente aspecto a plantearnos será si contratar un seguro a término o vitalicio. En el primer caso, conviene contratarlo al menos hasta que el menor de nuestros hijos cumpla los 26 años o cualquier persona a nuestro cargo disponga de más recursos para valerse por su cuenta. Los seguros vitalicios suelen cubrirnos hasta en torno a la edad de jubilación, aunque se van encareciendo con el tiempo.

 

 

 

En este sentido, también conviene tener en cuenta la opción de rescate de la cantidad abonada. Aquellos seguros que nos devuelven la cantidad aportada al término del plazo (sin intereses pero libre de impuestos) suelen tener también un coste entre un 25% y un 50% más alto. También conviene tener en cuenta la posibilidad de cobrar la prima en algún momento posterior.

 

 

 

De otro lado, nos conviene revisar las coberturas adicionales que ofrezca el seguro. Por ejemplo, algunos seguros doblan la prima en caso de fallecimiento por accidente. Pero lo que más nos puede interesar son las cláusulas relativas a la incapacidad permanente absoluta (imposibilidad para desempeñar cualquier profesión) o los que cubren la incapacidad permanente total (incapacidad para desempeñar la profesión habitual).

 

 

 

A la hora de revisar la cobertura, existen algunas excepciones estandarizadas (prácticamente ningún seguro cubre fallecimiento en zonas de guerra, catástrofes naturales o atentados terroristas) y condiciones que pueden ser más o menos razonables (suicidios o fallecer en actividades de riesgo como conducir bajo los efectos del alcohol). Sin embargo, otras pueden no serlo tanto, como las picaduras de animales.

 

 

 

Un último indicador general nos lo dará el prestigio de la compañía. Aunque pueda parecer evidente, es mejor contratar con aseguradoras o mutuas ya asentadas y, por tanto, capaces de ofrecernos sólidas garantías de que podrán hacerse cargo de los gastos de nuestro seguro.

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