Gripes, catarros o dolores de garganta son algunas de las afecciones típicas del invierno. Pero también son de las más sencillas de prevenir o de prepararnos para resistirlas mejor en caso de que se presenten. Estos son algunos sencillos consejos para que no nos arruinen los meses de frío y oscuridad.
· Lavarse las manos con frecuencia: Coger el jabón, generar espuma y lavarse al menos durante 30 segundos antes de comer y después de ir al baño. Tampoco hay que olvidarse de debajo de las uñas, donde mayor cantidad de bacterias se acumula. Los pomos de las puertas y los teclados de ordenador compartidos son también una fuente constante de reinfección.
· Cambiar de cepillo de dientes: Tras un resfriado, una infección de garganta o de la boca, conviene cambiar de cepillo de dientes para evitar reinfectarnos. Los instrumentos de higiene bucal son uno de los mejores lugares para almacenar bacterias. Tener unos cuantos en casa en todo momento es una buena medida.
· Mantener la hidratación: Con el frío, nos puede parecer que tenemos menos sed y es fácil descuidar la ingesta diaria de agua. Sin embargo, la deshidratación nos debilita a la hora de combatir infecciones.
· No dejar el ejercicio: Nuevamente el frío y la oscuridad nos dicen que se está mejor en casa que en el gimnasio o corriendo por el parque. Pero es una de las mejores armas que tenemos para combatir las enfermedades invernales. La actividad física moviliza todos los recursos del cuerpo a la hora de expulsar toxinas, entre las que se encuentran también virus y bacterias. También estimula el sistema inmunológico, controla el crecimiento bacteriano con la subida de temperatura y, además, ralentiza la producción de hormonas relacionadas con el estrés.
· Tomar más fruta y verdura fresca: Un buen zumo de naranja recién exprimido cada mañana contiene la vitamina C necesaria para mantenernos sanos durante todo el invierno. La fruta y la verdura crudos son una fuente estupenda de todo tipo de minerales y nutrientes necesarios para mantener el cuerpo en buen funcionamiento.
Aunque todos estos consejos pierden buena parte de su eficacia si no seguimos el más importante de todos: relajarnos. El estrés es el principal factor debilitante de nuestras defensas. Si somos capaces de mantenernos tranquilos y de desconectar cada día un ratito no sólo nos sentiremos más fuertes sino que también seremos capaces de tomar mejores decisiones en cualquier ámbito de nuestra vida.
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