Renovar el armario con ropa más ligera y colorida, planificar las ansiadas vacaciones o disfrutar de los días más largos y soleados. En principio, la llegada del verano no desagrada a nadie. Sin embargo, debemos saber que, como revelan diferentes estudios de la Universidad de Cambridge, Múnich, Londres y Dresde, cualquier cambio estacional provoca alteraciones en nuestra salud.
Aún a riesgo de sonar repetitivos, especial precaución debemos tener en caso de niños y ancianos. En primer lugar, porque son más sensibles a los cambios de temperatura. Además, es frecuente que no sientan la necesidad de sed y sufran de deshidratación.
Los cambios que notaremos a nivel salud no serán tan radicales como en el salto de invierno a primavera. Nuestro cuerpo aprovecha esta última estación para ir habituándose al calor y a los días soleados, modificándose nuestro ritmo de vida. Estos son algunos de los efectos que podemos ir notando ya durante los próximos días:
- Aumento de la temperatura, de día y de noche. A pesar de las diferentes semanas lluviosas que caracterizan la primavera, las temperaturas aumentan durante esta estación. Con el verano, este incremento no solo es presente durante el día, sino también por la noche. Así pues, es indispensable mantenernos hidratados, sin abusar de otros tipos de bebida con alto contenido en gas o azúcares, vestir con ropa ligera y traspirable y evitar las horas de mayor exposición solar.
- Brotes de felicidad. La parte positiva del aumento de las temperaturas es que regulamos los niveles de vitamina D y elevamos a la enésima potencia nuestras endorfinas, las hormonas de la felicidad. La Universidad Queen Margaret de Edimburgo estudió cómo esta mayor exposición a los rayos solares nos ayuda a acabar con la sensación de cansancio permanente.
- Pero también brotes de rabia, desesperación y ansiedad. La felicidad puede acabar cuando el sol caiga, las horas pasen pero el termómetro no descienda. En estos momentos, generamos más adrenalina, como intento del cuerpo de combatir contra el calor. Sin embargo, como no podemos evitar estas temperaturas, la impotencia se convierte en agresividad.
- Cambios en la dieta. Las intoxicaciones alimentarias son frecuentes en esta época debido a los cambios en nuestra alimentación. Poco a poco, iremos consumiendo productos de temporada y más frescos, pero también llegarán productos poco saludables como helados o bebidas alcohólicas.
- Vacaciones de verano. Para muchos, esta estación se caracteriza por el ansiado y merecido descanso. Sin embargo, también debemos tener cuidado puesto que, hasta este periodo, puede llegar a estresarnos y provocarnos ansiedad. Nuestros consejos pasan por una planificación previa, continuar (en la medida de lo posible) con unos hábitos de vida saludables tanto con el ejercicio físico como con la dieta y los horarios, regresar a la rutina progresivamente y mentalizarse de que se trata de un descanso del día a día.
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