La Fundación de Estudios de Economía Aplicada (FEDEA) publica el informe El proceso de envejecimiento en España. En él se analiza como la pirámide de población está cambiando su forma tradicional debido al descenso en las tasas de fecundidad combinado con el aumento en la esperanza de vida ya que, tanto al nacer como a los 65 años, es una de las más elevadas de la OCDE.
“De cara a las próximas décadas, las proyecciones de población disponibles determinan que se producirá un proceso continuado de envejecimiento hasta el año 2050, donde la tasa de dependencia prácticamente se va a multiplicar por dos”. Esta es una de las conclusiones del informe El proceso de envejecimiento en España publicado por FEDEA.
El estudio recoge como España llegará al año 2050 siendo uno de los países más envejecidos tras comenzar el siglo XXI siendo uno de los más jóvenes gracias al baby boom y al fenómeno migratorio. De hecho, en 1960 el porcentaje de personas en España mayor de 65 años sobre el total de la población rondaba el 8% y en el año 2020 aumentaba hasta alcanzar el 22,9% de la población. Las últimas previsiones del INE apuntan hacia una intensificación de esta tendencia ya que se estima que, en 2050, el 31,4% de la población en España tendrá más de 65 años y el 11,6% habrá superado los 80.
Este escenario en el que se perfila un proceso continuado de envejecimiento hasta el año 2050 y una tasa de dependencia que prácticamente se va a multiplicar por dos, tendrá una serie de implicaciones. El informe destaca “la falta de sostenibilidad de las finanzas públicas debido a un aumento de gasto asociado al envejecimiento que se materializa en pensiones, sanidad y dependencia”. El estudio subraya, además, que “habrá un envejecimiento de la fuerza laboral en España, así como unas menores tasas de ahorro al aumentar significativamente el porcentaje de jubilados”.
Con los datos en la mano es cada vez más importante concienciar a la población sobre la importancia de planificar la jubilación utilizando herramientas de ahorro como los planes de pensiones -tanto individuales como colectivos-, los planes de previsión asegurados y aquellos seguros que, en caso de sufrir una situación de dependencia, garantizan el pago de una renta mensual vitalicia.
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