null La historia no les perdonará

La historia no les perdonará

Fernando VII, rey de España, en el primer tercio del siglo XIX, por castigo divino, fue el monarca más deseado y aclamado por el pueblo español de la historia. Pese a que sus antecedentes no eran precisamente muy alentadores (entre otras fechorías, había traicionado a su propio padre), aquel pueblo, agotado física y anímicamente después de la prolongada Guerra de la Independencia, necesitaba algo de esperanza, de ilusión, para salir de aquella situación. Aquella España decadente y maltrecha se agarró al clavo ardiente de aquel joven príncipe y le proclamó rey por aclamación. El tal Fernando no tardó en dar muestras de su verdadera condición.

A él solo le interesaba la corona, la poltrona; para mantenerla se hace lo que sea. Fue rey absolutista hasta la constitución de Cádiz, luego constitucionalista. Cuando los monárquicos contrarios a la constitución se enfadaron, volvió a ser absolutista; así siguió dando bandazos toda su vida. España cada vez más decadente y empobrecida, el pueblo desencantado y dividido cansado de aquel rey inútil y traidor, que no paraba de cometer tropelías.
Aquel pueblo español, como el de hoy, era de respuestas rápidas y vehementes ante las contrariedades, pero, también como el de hoy, poco constante; a medio y largo plazo es muy manejable. El nefasto rey pasó su reinado entre el rechazo y el perdón de sus súbditos. Pese a sus múltiples felonías, el pueblo le perdonó una y otra vez, hasta el final de sus días. Pero la historia no le ha perdonado, le proclamó el rey felón, por los siglos de los siglos.

La historia no perdonará a un gobierno y a un presidente que miente, engaña y traiciona a España y los españoles una y mil veces; que por mantener el poder se alía con los mayores enemigos de España: etarras, filoetarras y separatistas. Blanquea a etarras y conmilitones como si fueran unos exquisitos demócratas, arrepentidos de su pasado. Completamente falso, ETA no ha desaparecido, dejaron de cometer atentados porque las Fuerzas de Seguridad les inmovilizaron; descabezaron, una tras otra, las cúpulas de la banda, controlaron a los pistoleros, en definitiva les dejaron sin medios, sin infraestructura, sin capacidad operativa. Eso fue lo que acabó con los atentados, la actuación de Policía, Guardia Civil, etc., no las negociaciones políticas, como algún memo iluminado pretende arrogarse.

Los separatistas catalanes, otros de sus socios, ni han desistido, ni desistirán de romper España; pese a todo, el presidente, por mantener su apoyo, no dudó en indultar a los condenados por los tribunales tras su intento golpista. No contentos con eso, exigen más: quieren que se eliminen los delitos de sedición y malversación para que no les puedan condenar cuando vuelvan a intentarlo: hecho.

Por el contrario, no tiene el menor gesto humanitario de indultar al Sr. Griñán, persona de edad avanzada que padece un cáncer de próstata de alto riesgo, y vive con la ansiedad de si le encarcelarán o no. De momento está en libertad porque los jueces atienden el criterio de los forenses, que desaconsejan el tratamiento en la cárcel. Este indulto  es un gesto  humanitario que clama al cielo. Pero su expresidente de partido ya no le sirve de apoyo. Griñán está condenado no por meter la mano en la caja, sino por permitir que otros lo hicieran. Mientras tanto, los Pujol, que robaron a sacos, en libertad y sin devolver un euro.

Todas estas felonías, muchos españoles, como los coetáneos de Fernando VII, se las perdonaron, pero la historia no se las perdonará. Quedará en ella como el mentiroso, estafador y felón que es.

Últimos comentarios

José Luis

18-ago-2023

Curiosa conexión entre hechos de principios del siglo XIX con hechos de principios del siglo XXI, con una diferencia: contextualiza los del siglo XIX y no los del XXI. Además, obvia muchos hechos acaecidos en estos 200 años, también merecedores de los calificativos que utiliza el autor en este artículo; entre otros, una guerra civil seguida de una dictadura de 40 años (todavía con muertos en las cunetas) y jaleada en nuestros días. No seamos demagogos, contextualicemos las realidades de la legislatura más complicada desde 1975 y (sin olvidar) apostemos por iniciativas y valores de convivencia.


Javier

01-sep-2023

Curiosas comparaciones entre hechos.


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JL
José Luis Hace 1 año - Editado
Curiosa conexión entre hechos de principios del siglo XIX con hechos de principios del siglo XXI, con una diferencia: contextualiza los del siglo XIX y no los del XXI. Además, obvia muchos hechos acaecidos en estos 200 años, también merecedores de los calificativos que utiliza el autor en este artículo; entre otros, una guerra civil seguida de una dictadura de 40 años (todavía con muertos en las cunetas) y jaleada en nuestros días. No seamos demagogos, contextualicemos las realidades de la legislatura más complicada desde 1975 y (sin olvidar) apostemos por iniciativas y valores de convivencia.
J-
Javier - Hace 1 año - Editado
Curiosas comparaciones entre hechos.