El tipo de interés es la base del negocio de toda entidad financiera y es una palanca fundamental para inyectar dinero en la economía. De ahí la importancia de conocer detalladamente este concepto, ya que nos vemos continuamente sujetos a su aplicación.
El interés, antes de nada, se agrupa en dos grandes bloques:
- Interés remuneratorio, que es el interés que retribuye la cesión del capital y el rendimiento que genera una financiación ajena.
- Interés de mora, que es el interés que supone una penalización por incumplimiento.
Son conceptos muy distintos, que cumplen funciones diversas. En este post queremos abordar el interés remuneratorio específicamente, denominado comúnmente tipo de interés o interés a secas. El interés es lo que pagamos a un banco a cambio de que nos preste dinero, y también lo que nos paga la entidad financiera (bancaria, aseguradora…) por depositar nuestro dinero.
Hay que aclarar en primer lugar que interés y tipo de interés no son exactamente lo mismo: el tipo de interés es un porcentaje y el interés, el resultado de aplicar ese porcentaje al principal durante el plazo correspondiente, la cuantía percibida.
Las entidades de crédito aplican sus propias políticas de tipos, tienen sin embargo el deber de informar mensualmente al Banco de España. Esta obligación tiene un objetivo informativo estadístico, y con ella el regulador elabora tablas públicas orientativas.
Desde el Banco de España es muy sencillo para todos los consumidores acceder a las tablas de tipos de interés aplicados por las entidades de crédito.
¿Cuántas modalidades de tipos de interés existen?
Cuando recibimos publicidad sobre productos financieros es común destacar la información sobre los intereses que afectan al producto. Aclaramos algunos de los conceptos básicos para los usuarios:
- Fijo y variable
Como su nombre indica, en el caso de un interés fijo, se determina que, durante todo el período contratado, se aplicará el mismo tipo de interés. El interés variable, como es el caso del euríbor, significa que cambiará a lo largo de la vida de la operación y suele expresarse en distintos productos (como las hipotecas) como la suma de un índice de referencia más un porcentaje o diferencial (fijo). No es infrecuente que nos encontremos con operaciones mixtas a lo largo del período de contratación.
- Simple y Compuesto
En operaciones a interés simple, los intereses no se suman al capital, y en compuestos sí, se acumulan en el principal, con lo que contribuyen a ir generando un interés cada vez mayor.
- Nominal y Equivalente
Es un concepto muy delicado y fundamental, por ejemplo, para la contratación de préstamos con las entidades.
Si el periodo de tiempo del cálculo y el de la liquidación de intereses coinciden, estamos hablando de tipo nominal o TIN. El TIN que refleja el pago de intereses por el cambio del valor del dinero en un periodo de tiempo.
La TAE (Tasa Anual Equivalente) indica el coste o rendimiento efectivo de un producto, iguala los pagos y cobros de principal e intereses de un producto en el momento de la contratación. Se calcula de acuerdo con una fórmula matemática normalizada.
El banco de España cuenta con una calculadora ‘online’ que facilita el cálculo de la TAE en esta dirección.
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