La tecnología blockchain es cada vez más popular en todo el mundo, sobre todo por sustentar el bitcoin. Cuesta entender qué es pero, grosso modo, crea bases de datos compartidas entre muchas partes, conocidas como nodos, donde cada dato queda registrado de forma encriptada en millones de nodos independientes entre sí, sin posibilidad de alterarlo y sin necesidad de intermediarios. Blockchain se traduce como cadena de bloques. Cada uno de esos bloques contiene la información codificada de una transacción en la red. Trasladado al bitcoin o a cualquier otra criptodivisa, blockchain es el ecosistema en el que se ha desarrollado la criptomoneda, no la emite ninguna autoridad monetaria.
Al no estar controlado por una autoridad única y estar codificado de una manera completamente segura, la tecnología blockchain proporciona un sistema muy robusto, transparente e incorruptible. Y al estar descentralizado, el proceso es muy rápido y reduce costes. Con el sistema actual cada transacción es verificada por el Banco Central de cada país, lo cual cuesta dinero a los bancos, lo que repercute en recargos a los usuarios.
Pero las posibilidades del blockchain van mucho más allá de poder registrar transacciones financieras (gestión de valores, préstamos, depósitos en garantía, etc.) En realidad se puede utilizar para cualquier tipo de acuerdo entre dos partes. Es decir, que tiene muchos otros usos potenciales a través de smart contracts (contratos programables que se autoejecutan cuando se cumplen ciertas condiciones): registros de la propiedad, gestión de derechos de autor de contenidos digitales, cambios de titularidad de productos físicos, certificación de patentes, automatización de herencias, seguros P2P, tramitación de siniestros… y muchísimos más. Gartner estima que en el año 2022 los contratos inteligentes serán utilizados por un 25% de las organizaciones mundiales.
Blockchain tiene el potencial de cambiar la forma en que muchas otras industrias manejan su información y sus datos. Por ejemplo, en el sector de la alimentación, para la trazabilidad de productos; en el de viajes, para todo lo relacionado con documentos de viaje; o a los gobiernos para procesos de participación ciudadana. Y es solo el principio. Supone un cambio disruptivo que promete redefinir los negocios.
Escribe un comentario
Tu comentario será revisado por nuestros editores antes de ser publicado. Tu email nunca será publicado.