Las palabras “mochila austriaca” están presentes, de manera continua, en telediarios, noticias, programas electorales, redes sociales, etc. Y aunque nos pueda parecer novedoso o de reciente aparición, lo cierto es que este concepto lleva cerca de una década en nuestra agenda política. Primero, la estudió en 2010 José Luis Rodríguez Zapatero, para que, años más tarde, fuese Mariano Rajoy quien la incluyese en su programa. Durante las elecciones de 2015 y 2016 varios partidos políticos las incluían también en sus programas electorales, al igual que ha ocurrido en estas últimas elecciones de 2019.
Ahora, el Ministerio de Economía ha solicitado a la Comisión Europea un estudio sobre cómo implantar la mochila austriaca en España. La OCDE será la encargada de realizar simulaciones de su funcionamiento con datos de la Seguridad Social. La finalidad que se persigue con este estudio es conocer, sobre todo, el impacto de la transición e introducción de la mochila austriaca. Sin embargo, ¿qué es y, sobre todo, qué deberías saber acerca de sus ventajas e inconvenientes?
¿Qué es la mochila austriaca?
Consiste en una cuenta de ahorro individual a la que la empresa aporta periódicamente una parte del despido (de forma anticipada). Esa cantidad de dinero se va acumulando – de ahí el concepto de “mochila” – y acompaña al trabajador a lo largo de su vida laboral. Es decir, si este se marcha a otra empresa se llevará consigo la cantidad acumulada hasta entonces. Igualmente, si la persona sea queda desempleado puede acceder a los ahorros como prestación o destinados a formación. Finalmente, también se puede acceder a estos fondos en el caso de jubilación.
¿Por qué austriaca?
Como imaginarás, al concepto mochila le acompaña la procedencia ya que desde enero de 2003 Austria implantó el sistema. Con ello, dejaron de tener derecho a indemnizaciones por despido y, en compensación, comenzaron a hacer uso de sus “mochilas”. En este caso, las empresas destinan a este fondo, de forma mensual, un 1,53% del salario bruto del trabajador.
Podemos ejemplificar el caso austriaco para entenderlo mejor si lo personalizamos. Lucas es un joven, nacido en Viena y que trabaja en el sector de la banca. Su salario anual es de 47.120€ al año, es decir 3.927€ al mes (salario medio en Austria). A ello, su empresa cada mes destina el 1,53% del salario a la mochila de Lucas: 60,0831€. Casi, por año Lucas habrá acumulado en la mochila 720€.
¿Cuáles son las ventajas de la mochila austriaca?
Este sistema ha recibido varias alabanzas por parte de economistas durante los últimos años. Las ventajas que sostienen en su defensa son las siguientes:
- Fomenta la movilidad laboral de los trabajadores ya que estos dejan de permanecer en la empresa solo por no perder la indemnización acumulada. Esto, además, supone un freno a la productividad del empleado.
- Aumento de los salarios y las condiciones. Al aplicarse este sistema, el empleado tendrá más facilidades de rotar entre empresas por lo que estas deberán hacer frente a una competencia mayor, ofreciendo mejores salarios y condiciones laborales.
- Remedio contra la temporalidad de los empleos ya que para las empresas podrían acabar con la “dualidad”, es decir, evitar quedarse con un trabajador por su antigüedad frente a un trabajador estacional productivo.
- Provoca un ajuste más fácil por parte de la empresa en caso de crisis. Los empleados, al haber acumulado su despido de forma anticipada, pueden decidir voluntariamente abandonar una empresa si esta va mal.
- Esta cuenta de ahorro se convertiría, al final de la vida laboral del trabajador, en su jubilación, por lo que supondría un pilar más para el sistema de pensiones actual.
Tres caminos para su aplicación, tres perjudicados
La flexibilidad en las empresas, mayor movilidad por parte de los trabajadores, el remedio frente a la temporalidad… En principio la mochila austriaca incorpora diferentes ventajas al sistema, pero también debemos conocer sus contras. Tras su implantación se podrían tomar tres caminos, los cuales supondrían un inconveniente, en cada caso, para los trabajadores, la empresa o las arcas públicas. Estos son los posibles caminos:
- Si seguimos el camino de Austria y con las mochilas eliminamos los costes de despido, supondría la pérdida de derechos en los trabajadores.
- Optar, como segunda opción, por una “mochila mixta” supondría incorporar este sistema pero mantener ciertos derechos frente al despedido. En este caso, las perjudicadas serían las empresas quienes tendrían que afrontar un aumento en los costes laborales (lo cual también frenaría la contratación).
- La última alternativa supondría que fuese el Estado el encargado de realizar las aportaciones a las mochilas de los trabajadores, de lo cual las Arcas públicas tendrían que asumir ese coste.
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