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La calidad de vida

Uno de los padres del concepto de inteligencia, Sternberg, definía parte de ella como la capacidad de adaptarse al entorno. Ser capaz de tener una buena calidad de vida también está relacionado con la inteligencia; es decir, con las decisiones que tomamos. El punto de partida o los ingresos económicos también afectan, pero, a menudo, les otorgamos una importancia mayor en comparación con el control que tenemos sobre ellos. Sin embargo, las pequeñas decisiones cotidianas que conforman nuestra vida sí son algo que podemos elegir y está, a menudo, más al alcance de la mano de lo que creemos.

Así, una vez asegurada la tranquilidad de nuestras pensiones o la seguridad frente a los accidentes, podemos centrarnos en esos pequeños detalles que a menudo descuidamos pero que conforman el concepto global de bienestar: tranquilidad, salud física y mental y desarrollo interior. Sentir que cambiamos, que evolucionamos aunque sea lentamente pero a nuestro ritmo, es una parte esencial del bienestar. En ese sentido, éstas son algunas pequeñas cosas que solemos olvidar, pero que pueden mejorar poco a poco la suma total de nuesta calidad de vida:

- Tomar descansos de estar sentados: Romper largos periodos sedentarios ayuda a estimular el metabolismo y mejora la calidad de vida a largo plazo. En ese sentido, los escritorios regulables, que permiten trabajar de pie o sentado, son de gran ayuda. Si lo complementamos con ejercicio de intensidad media de forma regular, notaremos pronto la diferencia.

- Hacer breves pausas a lo largo del día: El descanso, aunque breve, contribuye a reducir los niveles de estrés e incluso, al mirar los problemas desde otra perspectiva, puede ayudarnos a encontrar soluciones.

- Dar paseos: Evitar pasar el día entre la oficina y el salón de casa. Aprovechar las pequeñas oportunidades de estar a solas con uno mismo en la calle para reflexionar.

- Plantearnos metas a medio y largo plazo: No sólo nos dan aliento cuando estemos confusos o cansados, sino que mirar atrás y verlas cumplidas es una fuente de satisfacción.

- Escuchar más: Escuchar a los demás de verdad, pensar qué están tratando de decirnos y compartir nuestras emociones, poco a poco, refuerza las amistades y contribuye a hacernos sentir mejor integrados.

Vía | Medical News

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