En los últimos años se ha generado una auténtica tendencia basada en querer emular el ejemplo de los países escandinavos en cuanto a materia social se refiere. Quizá el estatus de vida de esta parte del mundo nos invita a descubrir más sobre su forma de vivir, evidentemente, con el fin de imitarla. Mayor bienestar, mejores condiciones de empleo, mayor conciliación laboral y mejor educación, entre otros.
La educación finlandesa, por ejemplo, ha sido objeto de análisis en los últimos años sencillamente por proponer ideas revolucionarias hoy en día, como la sustitución de las materias por proyectos o la práctica abolición de los deberes.
Sin embargo, la guerra contra los deberes se ha expandido a todos los rincones del globo. Un informe de la OCDE (¿Los deberes perpetúan la desigualdad?) avisa que los niños españoles pasan dos horas semanales más dedicados a los deberes que la media de los países en los que se elabora el informe PISA. Además, analiza cómo genera diferencias entre estudiantes de diferentes entornos socio-económicos.
¿Cuál es el problema con los deberes?
¿Cargamos a nuestros hijos con demasiadas tareas después del colegio? Cada vez son más personas las que llegan a convencerse de este que esto es así, ya no solo por la afición a sobrecargar al niño con actividades extraescolares, sino las numerosas tareas fuera del horario lectivo.
No solo expertos sino familia y profesores muchas veces consideran los deberes como algo propio del pasado que no tiene cabida en una educación moderna. La imagen del niño ligado a sus responsabilidades, otra vez en casa, tras llegar de la escuela, corresponde para algunos a épocas anteriores. Aun así, parece por los datos que tienen mucho arraigo.
Desde la web sindeberes.com afirman que la educación está sufriendo un cambio y los nuevos tiempos exigen otros formatos: “una educación plural, inclusiva, donde se valore el trabajo en equipo, cooperativo, una educación donde se tenga en cuenta las emociones y las distintas capacidades”.
Parece ser que los deberes, según sus defensores, apoyan el período de asimilación de lo aprendido durante las clases. Un estudio de la Universidad de Duke llevado a cabo desde 1987 en EEUU, ofrece las siguientes conclusiones:
- Los deberes, en estudiantes de primaria de 6 a 11 años, afectan negativamente a su rendimiento.
- Entre 12 y 15 años, se convierte en positivo. Eso sí, a partir de 12 horas a la semana no hay mejoras.
- Entre los 15 y los 16, no habría que superar las 2 horas de tareas diarias para observar aspectos positivos.
¿Qué soluciones podemos esperar?
La situación política en España ha alimentado el debate sobre los deberes por las diferentes propuestas de cada partido. En este río revuelto, además, numerosas asociaciones y organismos intentan alzar su voz sobre las demás.
Por ejemplo, encontramos iniciativas particulares como la de Eva Bailén, ingeniera y madre de 3 hijos, que recurrió a Change.org para solicitar un cambio de perspectiva en cuanto a los deberes se refiere. A día de hoy cuenta con casi 215.000 firmas a favor.
Una educación más colaborativa, con mayor presencia de los padres en el proceso, con una mejor integración de las nuevas tecnologías, más práctica y orientada al aprendizaje de habilidades en lugar de conceptos… ¿Cuáles crees tú que son las nuevas vías que debería seguir la educación española? ¿Crees que tus hijos realizan demasiados deberes? Déjanos tu opinión en los comentarios y ayúdanos a avanzar en el debate.
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