Desde junio de 2006, la Reserva Federal de Estados Unidos no tocaba los tipos de interés. Sin embargo, apenas hace un mes, la autoridad en economía más influyente de América anunciaba una subida del 0,25 %, lo que los aleja del entorno del cero y anuncia al mundo que da por finalizada la crisis. Parece que la inflación crecerá y eso es buena noticia. La subida no se producirá de repente, sino gradualmente y en función de cómo reaccione la inflación en los próximos periodos.
La economía real se estabiliza, pero ¿qué hay acerca de los mercados financieros? ¿Será segura la inversión en finanzas? 2015 fue un año de enorme volatilidad, a consecuencia de las crisis griega y rusa y la deceleración de economías tan importantes como la china o brasileña. Una muestra más de la debilidad de los mercados internacionales, que no terminan de cumplir las expectativas que han proyectado en sus objetivos, en muchos casos, hiperinflados.
Una coyuntura favorable
Con los tipos de interés rozando el 0 %, el BCE inyectando liquidez y el euro, prácticamente, a la par que el dólar, parece que el Viejo Continente gana competitividad y muy especialmente en la renta variable. Las economías crecen y, a través de las reformas estructurales, se han sentado algunas bases para proporcionar más confianza. Europa comienza una nueva era de expansión, con el grueso de sus economías en crecimiento, lo que haría, en principio, más rentable arriesgar por este tipo de renta.
Atención a la renta fija, ya que, si se cumplen las expectativas de inflación que existen para finales de 2016 del 1 % y el bono alemán a diez años se sitúa por debajo del 0,5 %, no sería, en absoluto, atractivo este tipo de inversión en euros. En este sentido, convendría valorar la posibilidad de invertir en dólares.
Foto | Joan Campderrós-i-Canas
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