null ¿Cómo afrontar en la familia un TDAH?

Sin duda el TDA o TDAH es uno de los trastornos más comunes que se pueden dar dentro del abanico de trastornos en la psicopatología infantil. Se estima que el "Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad" afecta a entre el 8 y el 10% de los niños en edad escolar, en su mayoría varones ya que los chicos son 3 veces más propensos que las niñas a padecerlo.

Síntomas del TDAH

De una manera muy sucinta, hay tras grandes áreas sintomáticas que manifiestan que el niño o el joven sufre TDAH:

  1. Incapacidad de concentración o falta de atención incluso en situaciones de baja estimulación.
  2. Hiperactividad que es manifestación de falta de control sobre los impulsos motores.
  3. Impulsividad o falta de control en la inhibición sobre los impulsos emocionales y cognitivos.

La realidad es que esta sintomatología básica viene acompañada de muchos otros problemas en la vida del niño, es decir, el TDHA coexiste con un cuadro de vida complejo causado por diversas afecciones coexistentes que denominamos comorbilidades. Esta comorbilidad está presente en dos tercios de los diagnosticados. Así comprendemos porqué el TDAH es difícil en ocasiones de determinar y graduar: es trabajoso distinguirlo de otros trastornos de tipos psicopatológicos. También puede llegar a dificultar su correcto tratamiento.

Los trastornos asociados al TDAH suelen ser, en la mayoría de los casos, los siguientes (aunque el abanico puede ampliarse):

  • Trastorno negativista desafiante
  • Trastorno disocial.
  • Trastornos del ánimo, en particular depresión.
  • Trastorno de ansiedad
  • Trastorno obsesivo-compulsivo
  • Síndrome de Tourette.

Quizá en este vídeo se llegue a comprender mejor cómo afecta el TDAH al cerebro y porqué un diagnóstico y tratamiento temprano son necesarios para mejorar la calidad de vida y las oportunidades de estos niños y jóvenes.

Cómo comportarse ante un TDAH

Las investigaciones han demostrado que los medicamentos para tratar el comportamiento impulsivo y las dificultades de atención son más eficaces cuando se combinan con tratamiento conductual.

Todo tratamiento tiene por objetivo construir un nuevo entorno de comportamiento para el afectado en el que la constancia y la resilencia son fundamentales. Las líneas de trabajo son las siguientes:

  • Creación de una rutina y horario diario explicito. Este horario ha de recoger las actividades de todo el día y se trata de que el niño lo conozca de antemano, no se juegue con el elemento sorpresa o innovación, y esté sujeta la actividad a una recompensa de tipo afectivo basado en el refuerzo positivo. Es muy importante que el horario se plasme en un tablón o corcho a la vista y que se visualice lo que se espera del paciente, del niño: cuándo es el momento de hacer los deberes, de jugar y de realizar otras tareas.
  • Organización del espacio físico conforme a las rutinas. Debería haber un lugar específico para las mochilas, los libros, los zapatos, los cambios de ropa, los juegos, etc. Tener el espacio ordenado de manera que facilite la consecución de las tareas es muy importante y aporta de manera sencilla mucha seguridad y confianza al niño que se esfuerza diariamente en tareas sencillas para otros. El orden supone un auténtico reto para él o ella.
  • Limite los sobre-estímulos y las distracciones cruzadas. Si no es hora de poner la televisión, no se pone. Lo mismo con la música, la radio, el ordenador, etc.
  • Limitar el número de opciones a elegir por el niño: “elige entre esta camiseta o ésta”, “¿quieres pera o plátano?”, “este libro o este otro”, etc. Es bueno limitar a dos el número de opciones porque ordenará la atención de manera sencilla.
  • Utilice un lenguaje sencillo, frase cortas y directas. Se trata de dar instrucciones claras y sencillas sobre lo que el hijo o hija debe hacer.
  • Refuerzo constante positivo. Alégrese con él/ella, verbalice sus avances, refuerce su esfuerzo... en el momento. El concepto mañana o a final de la semana no tiene el impacto y la fuerza en un niño con TDAH porque no consiguen una buena relación conceptual del causa-efecto. El refuerzo o recompensa a de estar cercano a su acción inmediata.
  • Ejercer la disciplina de manera serena. En lugar de gritar utilice la estrategia de la "pausa obligada" o de la retirada de privilegios ante comportamientos inapropiados.
  • Y por último, un punto imprescindible: descubrir y fomentar el punto fuerte de su hijo. Si no son los estudios, puede ser una actividad concreta, un deporte, una afición. Se trata de descubrir un campo enorme de crecimiento, de felicidad, de socialización para el pequeño.

Los padres y familiares de estos niños y jóvenes son padres especiales también, por valientes y entregados. Como contábamos en un post reciente, sucede con todos los padres de niños enfermos y distintos: se ponen a la altura de sus hijos, se enamoran de una manera particular de ellos, se entregan con más fuerza y cariño a los retos que a los que se enfrenta. Actitud ejemplar para la sociedad entera.

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