Los beneficios de llevar un horario de comidas regular son ya conocidos, pero la investigación está revelando nuevos datos interesantes más concretos sobre cómo funcionan y cómo aprovechar este conocimiento. En concreto, los experimentos parecen apuntar en la dirección que el mayor beneficio para nuestro metabolismo resulta de restringir las tres comidas a un periodo de doce horas.
En una serie de experimentos, los investigadores liderados por el profesor Satchidananda Panda, del Salk Institute de San Diego, dividieron varios grupos de ratones según la frecuencia con que podían alimentarse con una dieta rica en grasas. Unos podían hacerlo siempre que quisieran, mientras que otros sólo contaban con un periodo de ocho horas para su ingesta calórica diaria. El resultado fue que el primer grupo engordó notablemente y desarrolló síntomas de diabetes. El segundo tan sólo ganó algo de peso.
En el segundo experimento, los investigadores dividieron los ratones en grupos con distintos periodos para comer durante el día, impidiendo que se alimentaran por la noche. A unos les permitieron hacerlo en cualquier momento y a los demás en periodos de nueve, doce o quince horas, con excepciones los fines de semana. De este modo, y combinando distintos tipos de dieta en cada grupo, el doctor Panda buscaba simular las condiciones típicas de un patrón alimenticio humano. Nuevamente, los resultados fueron consistentes y los ratones que podían comer a cualquier hora terminaron desarrollando obesidad y mala salud, mientras que los que se mantuvieron en horarios de nueve o doce horas se mantuvieron sanos y delgados, aunque no mantuvieran el horario durante los fines de semana. Incluso aquellos ratones que fueron pasados de un patrón alimenticio malsano al de nueve o doce horas perdieron peso y mejoraron su salud.
El profesor Panda concluye que los resultados son extrapolables a los seres humanos y advierte que el patrón de comidas tiene un efecto mayor sobre el metabolismo que los ritmos circadianos (de sueño-vigilia). En definitiva, un buen patrón de comidas consiste en mantener una cantidad de azúcar en sangre estable a lo largo de nuestra actividad diaria para evitar fluctuaciones innecesarias que perturben nuestro metabolismo.
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