Según la legislación española en materia de dependencia, existe un mismo baremo en España para valorar las distintas situaciones de discapacidad. Establecer estos niveles dependerá de los informes sobre salud y entorno vital de los discapacitados que establezcan los órganos determinados por las Comunidades Autónomas. También mediante información recopilada a través de la comprobación directa, la observación y entrevistas personales realizadas por los profesionales se valorarán las distintas técnicas, prótesis y órtesis que hayan sido prescritas al paciente.
Grados de dependencia
Los tres grados de dependencia, según el artículo 26 de la legislación vigente, son:
- Grado I: dependencia moderada. El estado en el que se encuentran aquellas personas que necesitan de la ayuda de otros para realizar varias actividades de la vida cotidiana, al menos, una vez al día. También se incluyen en este grupo las necesidades de apoyo intermitente o limitado para garantizar la autonomía personal del enfermo.
Grado II: dependencia severa. Se incluyen todas aquellas personas que necesitan ayuda para poder realizar distintas actividades de su vida cotidiana, dos o tres veces al día. En este caso, no es necesario el apoyo constante de un cuidador o tienen necesidades de un tipo de apoyo extenso para garantizar su plena autonomía personal.
- Grado III: gran dependencia. En este último caso, se encontrarían aquellas personas que requieren de la ayuda externa para realizar varias actividades de su vida cotidiana, en diversos momentos del día. Estos enfermos padecen una situación de pérdida total de autonomía (desde un punto de vista intelectual, sensorial o físico), por lo que resulta indispensable el apoyo continuado de otras personas o es necesaria, para garantizar su autonomía personal, una ayuda generalizada.
En definitiva, estos niveles establecen el grado de dependencia que marca la legislación española y por la que se rigen los informes de los órganos expertos.
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