Si hay un alimento que actualmente concentra muchas opiniones y ha visto cómo variaba su imagen ante los consumidores es la leche. Pocas veces un alimento ha pasado de ser un elemento básico en la dieta diaria de mayores y pequeños, a ser cuestionado por el incremento de la intolerancia a la lactosa en buena parte de la población.
Por eso, hoy nos preguntamos: ¿hasta qué punto son ciertos los mitos y verdades sobre las propiedades los productos lácteos?
¿Qué es la lactosa y por qué provoca intolerancias?
A pesar de haber oído hablar sobre este componente, puede que aun no identifiquemos qué es realmente. Para entenderlo, tenemos que partir de la idea de que la leche contiene proteínas, calcio, ácidos grasos e hidratos de carbono. La lactosa es el principal hidrato de carbono de este alimento, es el azúcar de la leche y está formada por una molécula de glucosa y otra de galactosa.
Con estas pautas puede que aún no entendemos cómo funciona este componente en nuestro organismo. En pocas palabras, para poder digerir la lactosa nuestro intestino delgado necesita la enzima lactasa para descomponerla. Muchas personas carecen de esta enzima, por lo que al no poder absorber la lactosa, la flora intestinal la utiliza produciendo metano, CO2 e incluso H2, provocándonos flatulencias y otros trastornos intestinales.
¿Es beneficiosa o necesaria la lactosa?
Es pública y notoria la importancia que se le concedía a este elemento, para el desarrollo de los huesos, en especial a edades tempranas. En la actualidad, diferentes estudios consideran que esta premisa forma parte de los mitos sobre la alimentación, hasta el punto de poner de manifiesto que una dieta baja en lactosa ayuda a desarrollar con mayor eficacia el tejido óseo. Es cierto que la lactosa, al tratarse de un azúcar, permite acumular energía durante algunas etapas de la vida, siendo muy recomendable en la dieta de los deportistas por su alto componente energético, incluso para sus entrenamientos regulares.
De todas formas, son muchos los mitos que asocian a la ingesta de esta sustancia. Entre ellos, que no fortalece los huesos. Esto no es del todo cierto, pues la leche sin lactosa promueve esta función orgánica al aportar los minerales y vitaminas necesarios para impulsar el desarrollo óseo. Además, mantiene el equilibrio orgánico en personas de avanzada edad y hasta ayuda a mantener el peso corporal, ya que esta sustancia impide la degradación de algunas grasas.
Por el contrario, es completamente cierto que se trata de un alimento muy completo que reúne suficiente cantidad de vitaminas, proteínas, grasas y minerales de gran importancia para el crecimiento de los tejidos del organismo, con especial incidencia en la etapa infantil.
Esto no quiere decir que no podamos encontrar estas propiedades en otros alimentos que sí podamos digerir. Por tanto, ¿es buena la lactosa? Sí, contiene muchos nutrientes necesarios para el organismo. ¿Es necesaria? No, pues podemos sustituirla por otros alimentos que nos proporcionen la misma energía y el calcio que necesita nuestro organismo.
De todos modos, la oferta alimentaria cada vez es mayor, y no sólo para los intolerantes a los productos lácteos. Todos los consumidores disponemos en el mercado de una amplia gama de productos alternativos a la leche tradicional, como la leche sin lactosa o las bebidas vegetales, entre otros.
¿Tienes intolerancia a la lactosa? ¿Qué alternativas consumes? ¡Cuéntanoslo en los comentarios y no olvides suscribirte!
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