Aunque Uber haya abandonado España, podría volver y los nuevos mercados que ha abierto señalan la dirección que muchos sectores emprenderán en el futuro, comercializando la conocida como economía colaborativa. La tecnológica se encuentra en estos momentos sumida en un complicado proceso legal en Estados Unidos relacionado con el trato a los discapacitados por sus conductores.
Después de que algunos conductores se negaran a llevar a personas discapacitadas (ciegos con sus perros lazarillos y personas en sillas de ruedas), el Departamento de Justicia ha tomado cartas y apoyado varias denuncias contra la compañía instándola a respetar la ADA, la ley estadounidense sobre personas con discapacidad. Los denunciantes alegan que Uber les discrimina cuando sus conductores se niegan a transportar sus sillas de ruedas en el maletero y la compañía responde alegando que ellos no son transportistas, sino una empresa tecnológica, que provee distintos servicios (de comunicación, cobro y organización) a los conductores, y, por tanto, exenta de esta ley.
Aunque Uber ha puesto en marcha servicios especializados proveyendo conductores para personas mayores y discapacitados, los denunciantes consideran que tienen derecho a emplear los coches normales sin padecer discriminación alguna. Una consecuencia negativa de la puesta en marcha de estos servicios para discapacitados también ha sido un descenso en las flotas de taxis convencionales del número de furgones equipados con rampas automáticas para el acceso de pasajeros en silla de ruedas debido al desuso. El servicio especial de Uber tampoco cuenta con este tipo de dispositivos.
Aunque Uber regrese a España o no, el conflicto actual pone de relieve que la vieja lucha de los discapacitados por llevar una vida normal se perpetuará también a través de los cambios tecnológicos. Resulta difícil imaginar que nadie le niegue el transporte a un discapacitado por el mero hecho de serlo, pero aplicaciones colaborativas como Uber pondrán en contacto grupos de gente cada vez más diversos. Es ahí cuando serán necesarios nuevos esfuerzos de concienciación.
Vía | The Daily Beast
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