null Tres malos hábitos para los ahorradores

Tres malos hábitos para los ahorradores

La falta de cultura financiera en España y otros países de su entorno nos lleva a aceptar algunos malos hábitos financieros con naturalidad, sin ser conscientes del daño a largo plazo que pueden causar. Se trata de ideas preconcebidas o costumbres adquiridas que modulan el modo en que gastamos o ahorramos nuestro y que pueden ser pernicioso con el paso de los años. Veamos algunos de ellos:

· Ser incapaz de ahorrar: Por muy apretados que estemos o por mucho que nos cueste acostumbrarnos, aprender a ahorrar, adquirir la disciplina de poner aparte una cantidad concreta con regularidad, es una de las mayores garantías para superar las adversidades que nos traiga la vida. Del ahorro provienen una buena jubilación, los fondos de emergencia y, ¿por qué no?, también los caprichos. Olvidar esto sólo puede traernos disgustos.

· Endeudarnos sin necesidad: La deuda es contrario al ahorro por definición. Mientras tengamos deudas, ahorrar se vuelve más difícil y se convierte en hábito caro. En una situación de endeudamiento, es recomendable tratar de destinar todos los recursos posibles a salir de la deuda para librarnos del interés y la parálisis mental y económica que conlleva. Hay tantos lujos cuya duración es inferior al tiempo que tendremos que pagar por ellos que, simplemente, no compensan. A esto se une la impulsividad a la hora de gastar. La mayoría hemos caído en ello y cuando sumamos las cantidades que hemos gastado frívolamente, se nos quitan las ganas de seguir haciéndolo. De hecho, hacer una suma de todos los gastos supérflues que hemos realizado es un buen hábito mental para quienes desenfundan la tarjeta con demasiada facilidad.

· No darse algún capricho: Ser ahorrador todo el rato también requiere una recompensa mayor que saberse bien pertrechado contra la adversidad. Saber administrar los caprichos es tan importante como ser capaz de ahorrar. De lo contrario, corremos el riesgo de cansarnos y caer en la compra impulsiva. Compartir el capricho, además, saber mejor.

Vía | Saving Advice

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