Lo que se conoce como consumo de electricidad en modo reposo, es decir la electricidad que consumen los aparatos electrónicos cuando, a pesar de estar apagados, siguen consumiendo energía de la red, puede llegar a suponer un 10% del consumo anual de los hogares, cifrado habitualmente en unos 1.000 euros anuales. Incluso, algunos estudios citan este tipo de consumo como responsable del 1% de las emisiones dióxido de carbono globales. Cualquier familia que se plantee recortar su factura de la luz tiene aquí un buen lugar para iniciar su campaña contra el dispendio.
El modo en reposo permite que los aparatos electrónicos reaccionen con más rapidez al ser necesitados o que mantengan algunas funciones latentes, normalmente relojes o temporizadores. Esto ha ido sucediendo con más frecuencia desde los años ’90, pero se ha convertido en un auténtico problema de consumo ya a mediados de la década pasada. Hasta el punto de que existen legislaciones forzando a los fabricantes a limitar gradualmente el consumo pasivo de sus productos.
Los mayores consumidores pasivos son sobre todo los televisores. Los monitores de ordenador y los cargadores de teléfonos o cualquier otro tipo les siguen de cerca. En general, cualquier aparato que tenga un mando a distancia probablemente estará consumiendo energía en reposo. DVDs, routers, impresoras, lavavajillas, decodificadores TDT… Pero, ¿cómo combatir este gasto energético?
La solución es tan sencilla como grave el problema: desenchufar. No es necesario desenchufar todos los aparatos, pero basta con prestar atención a no dejar los cargadores enchufados, a desconectar el router y cerrar los ladrones de electricidad por la noche (cuando no vamos a usar Internet). Si tenemos los mayores consumidores en la misma roseta, será más fácil hacer hábito de su desconexión. Por otra parte, mantener desenchufados aquellos aparatos que no solemos utilizar con frecuencia es la mejor forma de asegurarnos de estar disminuyendo el consumo (además de alargarles la vida). Por otra parte, es posible fijarnos en el consumo en reposo del producto a la hora de comprarlo.
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