Solteros, sin familia a su cargo, tal vez sin hipoteca ni pareja y con toda la vida por delante. A nadie se le pasa por la cabeza contratar un seguro de vida en esas circunstancias. Sin embargo, existen buenas razones para pensar que ésta es precisamente la mejor situación para hacerlo.
El argumento principal es que la mayoría de los asegurados sí se plantean tener una familia, una casa y, probablemente, también cuidar de sus padres cuando envejezcan. Es por ello que, contratar una póliza en un momento en que las tarifas son muy bajas puede terminar siendo más rentable que hacerlo en cualquier otra circunstancia que incremente los costes. Esta es probablemente una de las razones por las que la contratación de pólizas ha crecido un 24% en el último año entre los jóvenes de EE.UU.
Que uno viva solo o esté sin ataduras no quiere decir que su presencia no tenga impacto en quienes le rodean, quieren o ayudan. A menudo son los padres quienes se hacen cargo de algunos pagos de los hijos para ayudarles. Una póliza de vida bien pensada puede contribuir a despejar la situación económica en caso de que el joven faltara algún día, que, de por sí, ya sería bastante duro de llevar. A esto se sumaría la seguridad que aportaría a su futura familia. A la ventaja de contratar un seguro de vida cuanto antes, se suma la acumulación del valor de la póliza. Llegado el caso, más aún si se trata de un seguro con devolución de las primas al llegar a cierta edad, la cantidad acumulada puede ser notablemente mayor cuanto la póliza ha sido contratada temprano.
En definitiva, cualquier edad es buena para ir pensando en la estabilidad financiera de nuestros seres queridos, los que nos rodean y los que están por llegar. Si esto lo combinamos con una buena política de inversiones a largo plazo, la tranquilidad en cualquier etapa de la vida estará más cerca de ser una realidad.
Vía | USNews
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